Yip-yip y el tip de Gorka

Por Kimi

06.02.2023

Iba caminando con mis deportivas nuevas, azules, muy bonitas, y, de pronto, una de ellas empezó a hacer el ruidito: se escuchaba en la suela de goma de una de ellas un “yip” que se repetía con la cadencia de mis pasos: yip, yip. Aún no me había irritado lo suficiente cuando llegué a La Cavatina y me encontré con Alberto. Me dijo que uno de sus cinco profesores de tenis le había revelado el truco definitivo para darle bien a la pelota, un truco que no se lo podía contar a mucha gente porque si no “todo mundo aprendería a jugar muy bien”. Dímelo, cabrón, le espeté. No, repondió, porque le he prometido a Gorka que no se lo voy a contar a nadie, consigues una aceleración de la hostia. Se lo tengo que sacar como sea, pensé, cinco profesores, no te jode. Al final, Alberto cedió y me lo explicó con una mandarina. Dándole spin a mi cerebro y con el yip-yip que podía escuchar quien caminaba a mi lado e incluso desde la acera de en frente, llegué a la pista 1, donde iba a pelotear con Joaquín. Pensaba poner en práctica cuanto antes el tip de Gorka, yip-yip-tip. Estaba recreando ya el golpe mágico con la parte derecha del cerebro y no presté mucha atención al colocar la bolsa sobre la silla. Rodaron por el suelo las pelotas, las raquetas, las cremas antiinflamatorias, los antivibradores, el termo, joder, Joaquín: ¿tú te enfadas con las cosas cuando se caen en tu casa, dices, ¡joder, venga, ya, caeros todas, hala, hala, venga! No, yo digo, ¡Jose!, ¿ya estás aquí?, ¿Jose? Si, era mi cuñado, un gran emprendedor que falleció hace algunos años. Peloteamos con frío y con viento. No era sencillo poner en práctica el truco de Gorka, había que modificar la estructura de los drives, si no efectuabas el golpe debidamente podías lesionarte la muñeca y la bola se estampaba contra la red o se largaba fuera de la pista. Había que medir, mostrar el codo del brazo izquierdo, encoger y estirar las piernas, golpear con aceleración a la mandarina aplicando además el secreto que, obviamente, no pienso revelar aquí para que seamos muy pocos los que sepamos jugar bien al tenis, aunque perdamos y echemos la culpa al viento o a Jose, el cuñado emprendedor de Joaquín. 

Cuando acabamos, fuimos a sacar pista para el próximo lunes. Joaquín tiene la costumbre de hablar en inglés con Anthony. Le dije: “Antonio: este es el mejor contrincante que he encontrado para jugar”. Estaba parafraseando una frase que suelo decir cuando presento a mi novia: “Esta es mi novia, es la mejor que he podido encontrar”. 

Mi novia es maravillosa. He copiado ese tip de una canción de Supertramp, “Breakfast in America” que canta en Tiktok con natural deleite Kira Lise. No te la pierdas, dame un like y te cuento el tip de Gorka, pero prométeme que no se lo dices a Alberto.

(Igual que la trompeta que abre la Quinta de Mahler, se escuchaba a lo lejos la megafonía de una furgoneta blanca. Me pareció escuchar "¡El traumatólogo!, reparamos esguinces, distensiones, desgarros, fascitis, lumbalgias, luxaciones, epincondilitis, escafoides...!,  tapizamos toda clase de músculos, huesos, tendones... Ha llegado ¡El traumatólogo!, recogida y entrega en su propio domicilio").

Kimi