Autosabotaje

Por Lugo

27.11.2020

De pronto me di cuenta y le envié un wasap: “¿Yo soy para ti un proyecto vital?”, bueno es lo que quería escribir pero el corrector puso “viral” y creo que eso fue lo que finalmente me salvó. La verdad es que no me había expresado bien, lo que quería preguntar a María Luisa es si yo era una de sus metas esenciales porque en caso de serlo estaba perdido. Lulú, como yo la llamaba, me gustaba, me había atrapado sobre todo con su sexo escandaloso, pero ahora me sentía plenamente consciente de que no íbamos a durar mucho tiempo juntos a no ser que inventara la pólvora o mejor los fuegos de artificio. Supe que iba a abandonarme cuando empecé a atar cabos sobre sus ilusiones, sus metas, sus trabajos, sus relaciones. Además de su genio para conseguir lo que quisiera, poseía un encanto, una inteligencia y unas cualidades a las que pocos sucumbían pero cuando ya había alcanzado la meta, iniciaba la fase de auto boicoteo, lo iba perdiendo todo y luego se lamentaba. No se trataba de negarse la necesidad, tampoco se dedicaba a procastinar como si estuviera cerca de lograrlo pero en realidad se pasara el día tumbada en el sofá. Tampoco es que Lulú fuera una inconstante de las que abandonan ante las primeras dificultades, ni mucho menos. No era mi Lulú la reina de la duda ni se sentía incapaz de lograr cualquier objetivo…

Simplemente, María Luisa era una adicta en el boicoteo de sus logros cuando estaban en su mejor momento. Se trataba de algo compulsivo, un autosabotaje que le obligaba a empezar de nuevo para destruir en un instante todo lo que tanto trabajo y tiempo le había costado construir. Levantaba edificios lentamente y los derribaba en un instante. A eso dedicaba su vida porque en realidad lo que más apreciaba era la melancolía que también destruía cuando entraba en la fase de desconsuelo poniéndose de nuevo en pie, animada, fuerte, poderosa. 

Sabía que mi Ave Fénix iba a abandonarme pero no lo hizo porque me marché yo antes de convertirme en un proyecto viral. Me iba y ella me hacía regresar como el mar que siempre empieza. Me había decidido a convertirme en su proyecto incompleto, inasible. 

Lugo