¡Rafa Nadal ha vuelto!

Por Kimi

12.01.2024

Me desperté con un brazo helado. Intenté meterlo bajo las mantas y el edredón de plumas de ganso, pero no me respondía. Joder, dije, se me ha congelado un brazo. Me levanté de la cama muy asustado porque no podía moverlo como si estuviera de excursión en la Cordillera de Los Andes. Cogí el móvil con la izquierda y llamé a mi cuñado que sabe un poco de todo y suele darme buenas y prácticas soluciones. Me dijo que lo mejor era meterlo en el microondas cuanto antes, eso sí a baja temperatura y con un vaso de agua en el plato para evitar el efecto cocción o de reblandecimiento piel de pollo, me dijo. Gracias, gracias, fui a la cocina pero pronto me di cuenta de que era imposible meter mi brazo congelado en el micro y cerrar la puerta, lo intenté, pero al menos mi micro no funciona con la puerta abierta.  
Decidí acudir a la consulta de mi amigo el doctor Ombligo, tuve que pedir un taxi porque tampoco podía coger la moto. El doctor Ombligo me atendió como siempre con rapidez y amabilidad. ¡A ver ese bracito congelado! Me comentó que no era la primera consulta de un miembro helado esta semana, una nariz, un pie, diversos episodios desde que se produjo la drástica caída de las temperaturas debido al choque de dos masas de aire, una caliente y otra fría, pues a mí me ha tocado la fría básicamente, le dije. Esto lo resolvemos en unos minutos, no hay ampollas ni tampoco creo que será necesaria la amputación, como mucho puede que pierdas la uña del meñique: ¿podré jugar mañana al tenis? Ya veremos como evolucionas, pero es probable que sí.  Normalmente, me dijo mi amigo, las extremidades congeladas se tratan a base de recalentamiento sumergiendo totalmente la zona afectada en agua a una temperatura de entre 37 y 39 grados para deshacer los cristales de hielo que se forman en el interior de las células. También es necesario sumergir las zonas cercanas que no han sufrido congelación pero están en riesgo de vasoconstricción. No se debe aplicar calor seco ni frotar la zona y mucho menos si existen ampollas, aunque, por fortuna no es tu caso.

Pero ya que somos buenos amigos voy a aplicarte una técnica diferente, mucho más placentera y segura, un sistema cluecal que he inventado yo mismo. Primero bebe este zumo y a partir de este momento nada de lo que veas deberá sorprenderte en absoluto.

Dicho y hecho. El doctor Ombligo me tumbó en una camilla muy cómoda mientras mi mente comenzaba a volar y a divagar por el universo local. Vi una especie de cúpula que se abría lentamente y se iba acercando hacia mi. Era, cómo definirlo, un cielo emplumado dispuesto a arroparme como una madre, una enorme gallina clueca incubando dulcemente mi cuerpo, regalándome su placentero y cálido calor.

Cuando desperté, mi brazo estaba perfectamente, el doctor Ombligo me dijo que la descongelación de miembros suele resultar muy dolorosa y que es preciso suministrar ciertos opiáceos, perfecto, por lo que veo mañana podrás jugar al tenis, ¡ah! No ahorres calefacción y procura mantener los brazos bien arropados. Bebe mucha agua, toma paracetamol, ingiere una dieta blanda y no comas huevos al menos en una semana.

¡Rafa Nadal ha vuelto!, dije eufórico cuando volví a la pista.

Kimi