El día que me caí del guindo

Por Rosi

22.10.2023

No se en qué momento me subí a ese árbol de ramas tan endebles, seguramente lo mío es de nacimiento. Puedo pensar que era una guinda entre las guindas y que todas estábamos felices entre las endebles ramas de nuestra ignorancia. Yo miraba el mundo que pasaba por allí y no sé por qué se me ocurrió atar cabos tejiendo una red con la tela de una araña que me sirvió de guía, mira lo que pasa, mira este lo que dice. No me di cuenta de que, según me iba quedando más pasmada, mi rama iba cediendo, pero yo andaba intrigada metida en lo mío preguntándome cuantas de mis hermanas guindas estaban al corriente, si eran ignorantes con lo claro que parecía todo o si el resto de mis hermanas guindas se hacían las zorritas porque de alguna manera no les interesaba caerse del guindo. Debían pensar que saber la verdad, la verdad verdadera, era una especie de suicidio, que lo mejor era seguir la corriente porque pensaban que la verdad os hará libres de caeros del guindo, quien sabe qué peligros pueden acechar en aquel mundo tan desnudo de todo y si eso molestaría a quienes quieren ocultarlo por motivos que ellos también saben.

Yo decidí seguir a lo mío siguiendo la pista del pájaro que da cuerda al mundo, mi interés es mi peso específico por el soy llevada donde quiera que voy.

Entonces lo supe todo y, claro, me caí del guindo.

Rosi