Otra mina en la Luna

Por Kimi

03.11.2020

Me dijo mi amigo Venancio que él también quería comprarse una mina en la luna para esos momentos en que uno se puede permitir el lujo de encontrarse ausente. Llamé a todos mis contactos anteriores, el ingeniero de minas Aparicio Vaca, consorte de Lali López y al agente Bartomeu de la sociedad de inversores. Yo tenía el teléfono de Lali porque, hace años, también estuvimos juntos en la Luna pero eso no viene ahora tanto al caso. El caso es que en los tres teléfonos aparecía una locución “el número marcado no existe”. Me rasqué la sien y llamé directamente a mi amigo Poncho Lapuente, uno de los jefazos de la sociedad de adquisición y arrendamiento de terrenos en el satélite. Me dijo que Vaca y Bartomeu habían debido ausentarse ya que policía de más de cinco planetas del sistema solar había emitido contra ellos órdenes estelares de búsqueda y captura por multitud de delitos de estafa con ánimo de lucro interplanetario. Le dije a Poncho que mi amigo Venancio quería comprar una mina en la Luna por unos 50 o 60 euros y me pasó con la ingeniera Rosi Hermida. Nada más escuchar su voz, reconocí en ella a Lali López y le dije, joder Lali que a mi tu no me engañas, que tu no eres la ingeniera Rosi Hermida ni la madre que te parió. Que soy yo, Kimi… Lali se puso a sollozar, me pidió que no revelara su identidad. Vale, Lali, pero ahora, teniendo en cuenta lo que no sabemos los dos… ¿Cómo puedo yo fiarme de que vas a venderme una propiedad legal en la Luna para mi amigo Venan? Me aseguró que estaba totalmente garantizada e hicimos una grabación en la cual yo estaba conforme con la compra de la parcela E4321, entre los mares del Néctar y de la Fecundidad: ¿Cómo está esa zona de lunamotos?, pregunté. Perfecta, el último tuvo lugar hace trescientos mil millones de años. Bueno, Lali, digo Rosi, ya tienes mi móvil. 

Venan se puso muy contento cuando le llegó por mail el certificado de adquisición de la parcela y me llamó para darme las gracias. Al rato, sonó mi móvil. Era un tal Arturo Reverte quien me dijo que había habido una confusión en la compra del terreno de Venan ya que el certificado correspondía en realidad a un apartamento en La Tierra donde un importante preboste, “el más importante”, dijo, se veía periódicamente con una de sus queridas que era rubia y famosa. Joder, dije yo, ya estamos con las mismas. El caso es que me ofreció una suma inconfesable de dinero opaco por revertir lo compra del apartamento y por no revelar los nombres, ni armar alboroto. Le dije a Venan, oye, Venan, que no tienes ya el terrenito en la Luna pero tengo que acercarte unos maletines con unos cien millones de euros. No me hagas preguntas, ya nos veremos cuando pase todo esto de la Covi. 

Kimi