Cómo sacarme a C. Tangana de la cabeza

Por Kimi

26.04.2022

Pasan los días, el otoño, el invierno y la primavera, llega el verano, vida mía y no te tengo a mi vera, llevo un tiempo escuchando El Madrileño, me gustan todas las canciones pero resulta que ahora no puedo quitarme los soniquetes de la cabeza, y una escalera para poder alcanzarte. Me asaltan, se me cuelan, las letras se me instalan en el cerebro y aparecen en cualquier momento y situación, desayunando o en la ducha, yo me creía que era el más cabrón pero me estoy notando el corazón. Creo que las canciones han anidado entre mis neuronas como un veneno que llevo dentro en la sangre metío y ahora hay uno más que alimentar en la familia, un inquilino que también duerme conmigo y de mirar el móvil hasta tan tarde, joder.

Entonces voy a ver a mi vecino Roy Petrarca y se lo explico, mira Roy no puedo sacarme a C. Tangana de la cabeza, yo sé que tú tienes muchas mañas para todas estas cosas raras, que también sabías un método para quitar verrugas. Entonces va Roy y me dice que ese caso concreto el del soniquete en la cabeza ya lo ha subido a su Tik Tok, que lo busque y que luego le de un like. Dímelo, tío, qué te cuesta…, joder, nada nada míralo en mi Tik Tok que está bien explicado, me he quedao flaquita de esperarte tanto, y entonces tengo que bajarme la aplicación al móvil y buscar “cómo sacarte una canción de la cabeza”, por Roy Petrarca. Aparece el Roy con una introducción hiperpesada, que si alguna vez se te ha colado una canción y que no puedes dejar de oírla en tu cabeza, que si la solución es sencilla, no puedo más que pensar en tu culo al pasar, rebotando, y al final dice que el asunto se soluciona comiendo un chicle. 

Como un chicle de jengibre con canela pero no hay manera, me como todo el paquete, te olvidaste de que te enamoraste, nada, ahí sigue el okupa insumiso C. Tangana en mi azotea reclamando alimento, pero te advierto que me cansao que hasta los tontos tenemos topes…

Entonces decido acudir a mi amigo, el doctor Ombligo y le explico lo que me pasa, tengo una flor en el culo y un camello en Hong Kong, tengo un cohete en el pantalón. Esto es la hostia, macho, le digo porque hay confianza.

No te preocupes, voy a hacerte una identificación biométrica de las neuronas a través del iris con esta maquinita, a ver a ver, ¡en efecto!, lo que me imaginaba, no es que tengas a C. Tangana en la azotea, tienes a todo el elenco de alquiler: el Niño de Elche, la Húngara, Calamaro, Toquinho, los Carmona, José Feliciano, Kiko Veneno, Pepe Blanco, Omar Apollo, Drexler y Gipsy Kings, ingobernable el amor de mis amores. ¿Y qué hago, doctor? Pues mi receta es que te inventes un buen sarao, una fiesta flamenca de esas donde el que falta es un pringao y les mandas la invitación sin que C. Tangana se entere. Lo haces con tu pensamiento antes de dormirte, te lo imaginas ya como si estuviera pasando. Luego todos, incluidos La Húngara, Reves, Baliardo, Eliades, Carin, Adriel y Nathy Peluso, se marchan de tu neuroático a la fiesta que resulta ser falsa. Entonces llega C. Tangana a tu cerebro, ve que no hay nadie, se queda en la puerta y dice: “Yo sin esta gente pa qué cojones quiero pasar”. Y se marcha.

Entonces tu cierras la puerta y te pones otra música diferente, por ejemplo “Bailero”, de los Chants d’Auvergne, de Kiri Te Kanawa.

Un clavo saca a otro clavo. Así podrás descansar, al menos temporalmente.

Kimi