Hola, soy Kimi y soy adicto a los timos

Por Kimi

23.07.2021

Me llegó un correo de una rusa que se llamaba Anastasiya. Decía que me había “elegida porque eres un buena persona y piensa que podemos revivir una vida juntos. Soy un persona amable, cariñoso y muy complacido”. Bueno, ese era el mensaje de Anastasiya que también enviaba una foto donde, en efecto, parecía una buena persona con unas curvaturas que se salían del encuadre. Se notaba a la legua que era un timo de los que a mi me gustan porque tengo una especie de síndrome de Estocolmo desde que me robaron dos mil euros con el tocomocho en una playa de Almería. Hay gente para todo, a mi me encanta que me timen. Contesté a Anastasiya y me dijo que estaba pasando por una mala racha “con la viruela del Covi”, que quería venir a España para conocerme y que si la podía ayudar con el billete. Le envié doscientos euros mientras me moría de risa: seguro que dentro de una semana me pide otros doscientos o más. 

A los pocos días me llamaron de mi supuesta comercializadora de gas y electricidad para proponerme una bajada de tarifas. Era otro timo porque yo no tengo gas en casa y porque tampoco tengo comercializadora ya que pago directamente a la compañía. Me hice el loco, seguí la conversación a la impostora, me pidió el número de cuenta y se lo di encantado. Expectante, los días siguientes acudí a mi banco a ver cuánto me habían birlado. Trescientos euros con lo que ha subido la luz y el gas es una ganga, pensé. En el banco me preguntaron si todo estaba bien y les dije que sí, “de maravilla”.

Luego recibí un correo de la Agencia Tributaria. Decía que, debido a un error, debían efectuarme una devolución “de mi talante”. Me meaba de risa, así no van a timar a nadie más que a mi, pensé. Contesté el correo y me pidieron el número de cuenta donde debían ingresarme las devoluciones, mis contraseñas y el número de mi móvil. Se lo facilité todo naturalmente. Esta vez fueron 450 euros. Magnífico.

Luego recibí un aviso de Correos porque me había llegado un paquete “importado” pero que por un error no podían entregarlo. Otra vez una similar operación que me costó 150 euros.

Ya debía ser uno de los más timados de España cuando me eché una novia de verdad que no era rusa sino latina, pagué el verdadero recibo de la luz, mi auténtica declaración de la renta y, sin recibir ni enviar un paquete de correos, mis gastos mensuales aumentaron 1500 euros más que lo que gustosamente había pagado a los timadores.

No quiero con esto terminar a modo de moraleja porque adoro estar todo el día pagando y pagando por lo legal y por los diferentes tocomochos. Si quieres mi número de cuenta escribe por favor a este correo kimi63spain@gmail.com. También te proporcionaré mis claves y cuanta información precises para timarme desde cualquier país del mundo. Y no te preocupes porque esto no es una timo. Gracias.

Kimi