La segunda carpeta de mi amigo Mikli

Por Kimi

06.08.2024

A lo largo de una vida arrastramos como cadenas las sombras en las que se convierten nuestras heridas, reveses o conmociones. Es plástica la idea de imaginar una tela de araña que rodea nuestro cuerpo en la que los infortunios se pegan como moscas que nos atrapan y nos parece imposible deshacernos de ellos: vuelven a la mente y nos causan pesadumbre e incertidumbre. 

Sin ser un filósofo alemán, mi amigo Mikli había hecho un descubrimiento al respecto, una especie de juego. Se basaba, me dijo, en la acción de crear nuevas carpetas en un ordenador. De la misma manera podemos nosotros crear un nuevo espacio donde situarnos como seres nuevos, libres de esas sombras. La idea es instalarnos en ese espacio cuando queramos y descansar, expandirnos, respirar en paz. A esta nueva carpeta no debes trasladar ningún archivo de la otra, esos ya los tienes en tu primera casa dándote la lata desde hace tiempo. Y parece que no piensan marcharse nunca. La idea es que seas tu quien se vaya a tu nueva casa cuando te apetezca, como si te fueras de vacaciones y dijeras adiós a todo lo que has vivido, lo que arrastras pegado a tu tela, tus sombras. En tu nuevo espacio eres una persona nueva, ya verás como solo de pensarlo sientes ya un alivio, has viajado en un segundo sin maletas, sin mochilas. Descansa. Ahí no hay nada, no tengas la tentación de llevarte siquiera un objeto decorativo, un cuadro que te recuerde el paisaje de tu otra vida.

Solo te queda aprender a vivir en la nada de tu nueva casa, sin pensamientos, sin recuerdos, sin planes. En esa nada está tu todo, como en la llama de la vela.

Kimi