Los girasoles

Por Teresa

16.08.2024

Rusia despliega sus tropas. Muertos y heridos en un colegio.

Mañana vienen mis nietos, en cuanto entran me preguntan si van a comer filetitos aplastados rusos.

Bombardeo en el norte de Ucrania. Rusia evacúa a miles de personas por la ofensiva de Ucrania.

El mayor de los chicos dice que ya tiene novia, con doce años probaron en una boda un poquito de vodka que quedaba en un vaso y eso les unió para siempre como un pacto de sangre.

Ucrania controla asentamientos y Rusia acepta el reto de perder la mitad de la población.

El Tetris lo inventó un ruso, según los niños se puso el gorro de piel con orejas en la cabeza, se sentó en una ciudad cerca del círculo polar ártico y eso le hizo formular mejor las ecuaciones matemáticas.

La Unión Europea sanciona los ataques del ejército ruso, los mercados encuentran problemas en el suministro de combustible. 

Cogimos girasoles y los llevamos a casa para sacar las pipas y ponerlas a secar. El poder del sol, símbolo de resistencia del pueblo ucraniano. 

Hoy he podido abrir las ventanas, el fuego del verano nos ha dado un descanso y entra tranquilo invitando a respirar. 

Rusia no respeta la entrada de material sanitario, no hay tregua, se impide la vida en Ucrania. 

Mis nietos aún son inocentes como todos los niños de su edad. Todos. Creen que los adultos los protegeremos y siguen sonriendo. Mi hijo, junto a su mujer, mi nuera, los padres de mis nietos han tenido que irse, por obligación y por devoción. Son médicos y colaboran con Cruz Roja. Hace una semana que no sabemos nada de ellos. Mientras, mi marido y yo, los abuelos dolidos por la vida, seguimos recogiendo girasoles y explicando a los niños lo que es la paz.

Teresa