Los besos de Laura

Por Kimi

28.12.2022

Ya estaba segura. Y bastante preocupada: Laura se había quedado sin besos. Sus labios dormitaban cuando se acercaban a los de su novio, Roberto, que echaba de menos aquellos morreos suaves pero intensos de un efecto casi místico, estiraba el cuello, entornaba los ojos y se perdía en el lugar que ahora más añoraba. Laura parecía ajena, en otro espacio diferente al suyo, más cerca de la neblina donde la buscaba desdibujada o, más bien, diluida. 

Laura habló con su amiga Brenda y le confesó que se había quedado sin besos. Brenda le dijo que los besos no se acaban, que no fuera tonta y que si podía acompañarla a ver unos tacones para la fiesta de fin de año. Laura le respondió que tenía cosas que hacer, que ella no creía en las depresiones, ni en la debilidad y que pensaba arreglarlo ya mismo porque su vida sin besos no era ni vida. 

Quedó en La Cavatina con su vecino del tercero, el terapeuta Ramiro: no se si puedes ayudarme, le dijo, pero creo que me he quedado sin besos, ese es el problema del que te hablaba, no tengo ni uno. Su vecino, especialista en temas emopersonales cognoscitivos, le dijo que lo más probable es que se tratara de un déficit alimentario y de falta de calcio, que probara con una dieta más alcalina, que comiera frijoles, higos, nueces, brócoli y espinacas durante una temporada. Laura no salió muy convencida porque las dietas tal vez solucionen problemas largo plazo y ella quería arreglar lo suyo ya, porque no podía vivir sin besos. Entonces decidió acudir a la consulta su amigo, el doctor Ombligo.

Le explicó su problema  y el doctor le preguntó si había notado la carencia de besos únicamente con su novio Roberto o son todas las personas, familiares, etcétera. Bueno, vamos a ver, explicaba Laura, yo a las demás personas no suelo besarlas en los labios, se junta un poco la mejilla como de compromiso y eso cuando no te das un topetazo que te causa una contractura en la mandíbula, los dos se rieron. 

Laura le explicó las recomendaciones de su vecino, Ramiro. El doctor Ombligo le dijo que no andaba desencaminado en caso de tratarse de una parestesia labial consecuencia de una hipocalcemia, carencia que puede mejorar injiriendo ciertos alimentos, pero también le dijo que antes sería conveniente valorar otras posibles causas, entre ellas la química que Laura sentía por su novio, porque a lo mejor es que ya no sientes nada por Roberto y tu entumecimiento labial no es un problema de falta de calcio… ¡Yooo!, ¡pero si adoro a Roberto, si me lo comería, es el amor de mi vida! No creo que vayan por ahí los tiros. Bueno, bueno: has dicho que a veces te das besos con la familia de esos de azaroso compromiso y que en ocasiones generan un topetazo en la mandíbula: ¿recuerdas haber sufrido recientemente un encontronazo de esas características? Pues ahora que lo dices, el verano pasado nos encontramos con la tía Cloti y con su hermana Patro. Nos saludamos y la Cloti que es muy nerviosa y efusiva la mujer, me dio un golpe en la cara con su mejilla que casi me mareo.

El doctor Ombligo tocó la cara de Laura y dijo: aquí está la causa de tu problema. Lo más probable es que el topetazo con tu tía Cloti haya lesionado el quinto nervio en orden anatómico de los doce pares craneales que controlan las diferentes estructuras de la cabeza, entre ellos la sensibilidad de los labios: ¿has notado cierta tensión en la cara? Pues ahora que lo dices, creo que tengo también un poco insensible esta parte de la cara, se me queda a veces muy fría y me duele un poco al masticar.

Determinante: es un pequeño problema con el trigémino que puedo reparar en un momento con ayuda de esta escuadra y este cartabón que conservo desde el colegio, a ver, a ver, vamos a medir y a practicar una descompresión microvascular del nervio que probablemente esté pinzado por una vena o una arteria. Con una radiocirugía muy precisa, te voy a practicar una ligera lesión en la zona de unión del trigémino con el ganglio de Gasser, a ver, a ver... ¡Ya está! Al principio vas a sentir un cierto picorcillo en los labios y luego ya puedes correr a besar a tu Roberto.

Con el picorcillo en los labios, Laura corrió a su casa donde su novio estaba a punto de ducharse: ¿puedo acompañarte? Y ya en la ducha se mojaron los labios de deliciosos y sentidos besos.

Kimi