Las amigachas en la muralla china

Por Kimi

25.07.2021

A diez mil kilómetros de donde se encontraban las tres princesas, Carlos Romero, el boliviano lanzó un drive desesperado al revés indeciso de Kimi, la pelota botó en la línea y salió disparada como un sputnik impactando en su ojo izquierdo. Cuando inmediatamente supo que debía ponerse hielo, su novia Dayán dialogaba plácidamente junto a la muralla china y su amigacha Robin sobre estas y otras cosas que nos depara o no la vida. La tercera en rebeldía, La Bella D, seguía descansando del sueño que había acumulado la jornada anterior. Cualquiera podría decir que es una boutade extravagante (¿qué no era extravagante en Bella D.?) pero de escasa eficacia paisajística: ir de viaje a China y permanecer día y noche durmiendo en el hotel después de empapelar cuidadosamente todas las esquinas del verano. Pero, en estos tiempos de intolerancia, es preciso respetar las necesidades o deseos íntimos de cada amigacha. Dayán y Robin iban a lo suyo: habían reservado una mesa en el restaurante chino Sofraga donde pensaban cenar unos lollitos, arroz 3 delicias, pollo con almendras o, tal vez, con bambú: ¿Qué otra cosa se podía comer en China que no fueran murciélagos o saltamontes?

La muralla se encontraba aquella noche iluminada, resaltando el color amarillo de la piedra, la ciudad estaba tranquila porque casi todos los chinos se encontraban en España, vendiendo aguacates a diez euros la unidad en sus fruterías abiertas a las nueve de la noche de un sábado de verano muy caluroso. Bella Durmiente o BellaDonna se encontraba en el decimoséptimo sueño, en su momento REM o paradójico, soñando con sueños en un estado parecido a la vigilia y con rápidos movimientos oculares bilaterales. Si no hubiera sido una mujer, lo más probable es que hubiera experimentado una erección pues en esa fase aumenta considerablemente el consumo cerebral de oxígeno lo que amplifica el único pensamiento neuronal del hombre, por naturaleza.

Llegaron al hotel. En una de las paredes habían colgado un gran poster de Valentino con Rossy de Palma empalmada esta sí de éxtasis, mostrando un bolso morado floreado, con fondo de yedra verde. Entraron riendo mi novia Dayán y su amigacha Robin y ni siquiera su risa fresca despertó a la Belladona que seguía fiel a los dictados naturales de su temperamento.

El novio de Dayán fue a la farmacia de guardia a comprarse un rolón de árnica mientras, esa mañana de domingo, Dayán y Robin paseaban por el camino chino que circunda el Cerro Ervero, seguían hablando de la vida que es como una rueda llena de cosas que pasan y otras que no pasan casi nunca aunque alguna vez también pasan.

Las amigachas pasaron un finde plácido mientras el novio del ojo morado de Las Pedroñeras echaba de menos a su Dayán y también dormitaba en su lado oculto de la cama en plena fase paradógica.

Y dicen las crónicas que Kimi volvió a jugar con Carlos partidos épicos inolvidables.

Kimi