Toda la verdad

Por P.C.

19.05.2020

Tengo mis fuentes pero no puedo revelarlas, me metería en un buen lío y no me interesa en absoluto; puedo insinuar por dónde van los tiros pero no debo dar datos como nombres o entidades, porque hay nombres y entidades. Tal vez un día lo suelte pero de momento aprecio bastante mi vida y no quiero pecar de atrevimiento por mucho que mis revelaciones supongan una auténtica bofetada social, un antes y un después. Me cuesta mucho contenerme y más a mi que suelo largarlo todo, pero una cosa es el interés y hasta la seguridad nacional y otra que me encuentren al doblar cualquier esquina. Conozco bien sus procedimientos, no se andan con sutilezas a no ser que ellos consideren una sutileza limarte los dientes y cosas por el estilo en los dedos o las uñas. Lo se porque me lo han contado otros que se han atrevido a abrir la boca y ahora echan de menos su dentadura. De manera que solo puedo adelantar que esto no es un hecho aislado y sin intención, es algo más amplio que atañe a diversos factores perfectamente coordinados e imbricados entre sí. No es una conspiración sino la ejecución de un acto plenamente premeditado con intereses obvios que ahora mismo desconozco. Ya me estoy yendo de la lengua más de lo que debería, esto solo lo sabemos ahora mismo otro y yo y el otro me ha dicho que no se lo cuente ni a mis hijos, ni a mi esposa, ni a mis primos, tíos, abuelos, vecinos ni a conocidos con los que tenga mucha confianza, en parte porque pueden estar implicados, sí implicados, o bien porque mis revelaciones les pongan en peligro. Mi mujer me dice que estoy raro, que oculto algo y yo le digo que es por todo esto, que no me ha sentado bien el cocido o por lo primero que se me ocurre. Pero ella me conoce bien y sabe que me callo algo muy gordo y que me cuesta mucho mucho no airearlo para que todo el mundo sepa lo que de verdad está pasando. Ahora llaman a la puerta: ¿quién será a estas horas?

Pandemio Conspiravirus