La calle y el despacho

Por Kimi

12.07.2022

Entramos, cerró la puerta de su despacho y me dijo: “di que anulen el contrato”. Yo era relativamente nuevo en esto de la política y no entendí sus palabras porque unos minutos antes habíamos estado tomando una caña con el responsable de la empresa y le había asegurado que todo estaba correcto, que no se preocupara, que lo suyo era para él prioritario y que qué se podía esperar de un buen amigo, el contrato estaba garantizado de por vida. Me miró a la cara porque adivinó mi sorpresa y me dijo: “ya te irás acostumbrando a estas cosas, así es la política, hay que dar una cara en la calle y otra en el despacho, la realidad es muy dura y supongo que la cara también. Es probable que cuando se entere se acordará de mis  muertos, pero así son las cosas. Me llamará y no le cogeré el teléfono. Llamará a mi secretaria y le dirá que estoy reunido. Así hasta que se canse. No es una persona que pueda hacerme daño y en este mundillo no se puede transigir, hay que demostrar una cierta autoridad incluso con este tipo de bandazos inesperados, ja, ja, ja...”. Aquello me parecía demencial pero era mi primer trabajo y abrí una nueva carpeta en mi cerebro.

Kimi