Un erótico beso en el dedo gordo del pie

Por Kimi

06.04.2021

Me dijo mi mujer que los tomates que antes me salían por el dedo gordo del pie, últimamente aparecían por el dedo de al lado, a lo mejor te está creciendo mucho ese segundo dedo del pie derecho, me dijo. No le hice mucho caso porque estaba en mis cosas pero a los pocos días me quité el calcetín y noté que en efecto, el dedo que está al lado del gordo era bastante más largo que los demás. Llamé por teléfono a mi cuñado que sabe un poco de todo y me dijo que eso era normal, que depende de la configuración del pie y que no debía preocuparme. Pero no me quedé tranquilo y fui a la consulta de mi amigo el doctor Ombligo: doctor, le dije, creo que me está creciendo el dedo índice del pie derecho. Mi querido amigo, me respondió, en primer lugar no existe el dedo índice del pie porque con ese dedo no indicas nada, bueno a lo mejor tu dedo nos está señalando algo si lo que sospechas es cierto, pero el segundo dedo del pie se llama en realidad “Digitus secundus pedis”. Puse una cara de sorpresa y, ya puestos, le pregunté cómo se llamaba el tercero: “Digitus tertius pedís”, me respondió, así es como se llaman los dedos del pie, algo que mucha gente desconoce, pero bueno, ¡vamos a ver ese secundus..!.

El doctor Ombligo estuvo mirando mi dedo secundus, primero a simple vista y luego con una lupa. Es curioso dijo, es algo normal en los pies griegos pero en este caso parece que, en efecto, está creciendo. Existen casos muy aislados de macrodictalia o crecimiento desmesurado de un dedo en los bebés y de acromegalia que es un agrandamiento de toda una mano o un pie, debido a alteraciones hormonales… ¿Y bien?, pregunté. Bueno, pues con este cartabón que tengo desde que iba al colegio, dijo, te voy a medir el dedo y puedes volver dentro de un mes a ver si está creciendo de verdad… A ver, a ver, tu dedo gordo mide cinco centímetros y el secundus pedís, seis. Lo apuntamos en tu ficha y lo dicho, vuelve en un mes a ver si está creciendo tu digitus secundus.

Volví a casa y se lo conté a mi esposa, le dije que no debía preocuparse porque mi amigo, el doctor Ombligo, me había dicho que era normal según el tipo de pie: tienes un esposo con un pie griego, que lo sepas y los tomates de los calcetines suelen abrirse por un mal cuidado de las uñas ya que en un día normal podemos dar más de diez mil pasos, por cierto: ¿sabes como se llaman los dedos de los pies? Pues igual que los de las manos. No, amor, vamos a mirarlo en la tablet…

Pasé un mes bastante raro, siempre se me olvidaba la mascarilla al salir de casa, pensaba que tenía síntomas diversos y que lo del dedo también era cosa del virus. Cada día me medía el secundus pedís y mi mujer me decía, eres un hipocondriaco pedís y cosas por el estilo que no me hacían mucha gracia porque mi preocupación iba en aumento. 

Pasó un mes y volví a ver a mi amigo, el doctor Ombligo quien, tras mirarme y medirme el dedo, me dijo muy serio: creo que hay que recurrir al serrucho, uno que tengo por aquí desde que hacía manualidades en el colegio: ¿qué prefieres, un pie egipcio o un pie cuadrado?

Elegí el pie egipcio porque me pareció el más estético y el que menos afecta al acabado del calcetín. El doctor Ombigo me aplicó anestesia local en los dos pies y en unos minutos, asunto solucionado: han quedado preciosos, le dije. He aprovechado, dijo, para limarte un callo que tenías en el digitus minimus pedis con esta lima que conservo desde que…

Cuando llegué a casa le dije a mi mujer que ya no tenía un marido con pies griegos y que ya no debía preocuparse más por los tomates, quedaba, eso sí, resolver el misterio de la pérdida de las parejas de los calcetines en la lavadora. Mi mujer miró mis nuevos pies y me dio un cariñoso beso en el hallux de mi egipcio pie derecho.

Kimi