Perellón y Teresa

Cuando alzaba las palmas se desdoblaba y todos podíamos ver entonces, al abrir la puerta de su casa, otra cabeza por encima de la suya como si la plegaria alada del baile invocara a su espíritu, sus ojos morenos y su rizo anclado en el epicentro del genio de su frente. Era Teresa genial y portaba también su genio dulce como el genio de su amado, el pintor de las tetas y de los coños. Parece que los desnudos también han pasado como ellos a mejores vidas donde ahora Celedonio y Teresa vuelven a estar unidos recreándose, dos años y dos meses de dolorosa espera hasta que la bicicleta escaló por fín los muros de las brumas tiernas. Escribió y recitó Teresa:

“Una mañana cualquiera

con mi bicicleta azul y el sombrero de paja en la cabeza

marcharé hacia el infinito

donde el horizonte se confunde con la tierra

escalaré los muros de brumas tiernas

me perderé en los vientos

remontaré los límites de lo concreto.

Allí, de puntillas y ligera

Quedaré prendida para siempre,

brillante, incierta”.

Prendida ya, brillante ya, no sabemos si incierta, Teresa se marchó por encima de los horizontes de lo concreto. Sean infinitamente felices en el infinito, Perellón y Teresa.

Kimi

Enlace a Patadeoca: (https://youtu.be/pk10kynLLCo)