Esteban, Paquirrín y Matamoros frente a Puigdemont, Junqueras y Forcadell

Mi amiga Puri ha dejado de seguir la novela de la tarde en la televisión, me dice que ¿Para qué si bastante culebrón tenemos con Cataluña?, ahora se ha apuntado a los programas de Ferreras y a todos los debates políticos de la mañana, la tarde y también de la noche. Ya no ve ni siquiera El Sálvame, porque dice que le entretienen más las batallas dialécticas de Puigdemont y Junqueras que las de la Ximenez y el Matamoros. Le ha sacado gusto a los capítulos del telediario, porque según ella son más interesantes las aventuras de Puigdemont en Bruselas que las de Belén Esteban en Benidorm.

A mí me ha partido por la mitad, porque ahora no tengo con quien ir al paseo del colesterol a hacer las caminatas diarias. Ella… engordando… y no se da cuenta, pero a ver cómo me las ingenio yo para que me vuelva a hacer caso.

Empezó con “¿se va a votar o no en Cataluña?” después con ¿habrá república o no en Cataluña? Conforme ha ido pasando el tiempo, lejos de interesarse por el nuevo modelito de la Lozano, o incluso los amores y desamores de Paquirrín, se ocupa de los peinados de Puigdemont y de los zapatos de su mujer. Hace reproches con frecuencia a los asesores de imagen de Junqueras y a la peluquera de Forcadell. Del único del que nunca tiene nada que decir es de Romeva, ahi impoluto, estirado, ni un pelo descolocado, ni una arruga en el traje, ni siquiera de expresión, de esas que salen con las sonrisas. 

Los últimos episodios la tienen loca, desde que se ha marchado a Bruselas. Le dije Puri: “se ha fugado”, y ella que no, que no ¡Como se va a fugar el President¡, verás cómo viene cuando le llame la Justicia… Me temo que al final va a ser verdad lo de que se va a apuntar a clases de catalán, porque dice que no se fía de los traductores.

Si la jueza lo pone en búsqueda y captura, acrecentará su interés en el culebrón…pero la he comprado un pantalón con su talla de siempre, a ver si probándoselo la convenzo de que hay que salir a caminar, aunque vaya con el “pinganillo” de la radio en la oreja, porque se está poniendo… ¡madre mía como se está poniendo¡

Sara