Crisis, ¿qué crisis?

En 1975, el grupo británico Supertramp publicó un álbum titulado “Crisis? What Crisis?” Llamaba la atención su portada donde aparecía un bañista tomando el sol plácidamente bajo un sombrilla llena de luz que daba sombra a un paisaje desolador en banco y negro, chimeneas que echaban humo, lluvia radiactiva, abandono, crisis.

¿Se acerca de verdad una crisis como vaticinan algunos? ¿Se trata de bulos o predicciones interesadas? ¿Realmente alguna vez llegamos a salir de la crisis que nos azota desde 2008?

Obviamente la situación no es la misma que entonces. No existe aquella euforia compradora ni tampoco los bancos parecen regalar créditos hipotecarios como entonces. Cualquiera puede advertir, sin embargo, que las viviendas, sobre todo en las grandes ciudades y otros bienes necesarios para vivir han subido mucho más que los sueldos, en particular los de los jóvenes que acceden al mercado de trabajo.

Leemos titulares que nos hacen pensar y a veces sospechar como el aparecido en el diario de derechas “La Razón”: “Los síntomas de crisis se multiplican en España ante la pasividad de Sánchez”.  Sin duda, ya están preparados para echar la culpa de una supuesta crisis a Pedro Sánchez como ya lo hicieron con Zapatero. Los analistas serios saben que una crisis no se produce de un día para otro, que se va gestando años antes de que estalle y a la hora de repartir culpas, echando cuentas, los elegidos no serían otros que Aznar y Rajoy.

Pero vayamos a los titulares que nos hablan de las hostilidades entre Estados Unidos y China; la situación de Alemania y Reino Unido al borde de la recesión; la cercanía de un Brexit sin acuerdo y la debilidad de toda la Eurozona.

Lo que no se dice es que Alemania disfruta de pleno empleo, que no es probable el Brexit duro que parecen alentar el primer ministro Boris Johnson y Donald Trump y que existen posibilidades de un acuerdo comercial entre EEUU y China en septiembre.

Puede que todos los factores negativos se alíen pero no suele suceder que una crisis se anuncie, llega de golpe cuando casi nadie la espera y golpea especialmente a quienes han picado en el señuelo de la falsa, para ellos, abundancia.

Una cosa es Trump y otra Supertramp aunque también es posible que el bañista con sus gafas de sol no advierta el paisaje que tiene a su alrededor.

Veremos.

elObservadorDCLM