Emiliano García-Page, la Academia o el arte del quiropráctico / César Ortega

Si, según marca la ley, dentro de cuatro años no opta por renovar la presidencia de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, podría dedicarse a dar clases de estrategia política dirigidas a diseñar un modelo para conseguir la victoria electoral. No es probable que muchos de sus alumnos, algunos de ellos seguramente muy aventajados, llegaran a conseguir sus resultados porque se pueden adoptar las formas del maestro pero no ser el maestro.  No todos los niños que acuden a la academia de Nadal van a conseguir 17 torneos grand slam.

Lo primero es haberlo mamado, la experiencia guiada por otro maestro: José Bono. De él aprendió a trabajar como un burro por su tierra y a estar cerca de sus vecinos: hay que adaptarse a la forma de pensar de la gente y no intentar, vanamente, que toda la gente se adapte a tus principios. Más que un teórico sobre el arte de la guerra o Maquiavelo, García-Page es un práctico, o un quiropráctico que estudia los problemas que aquejan al sistema nervioso de la sociedad donde siempre ha vivido y se afana cada día en tratar de mejorar o restaurar la salud, dando siempre una palmadita sanadora o un abrazo a las personas que lo integran como células que componen el cuerpo del electorado.

Sus oponentes nunca han sido tan sabios como él. Cospedal fue tan poco sabia que Page ha barrido a su sucesor aplicando y haciendo público que su tarea ha sido hacer lo contrario de lo que llevó a cabo en Castilla-La Mancha la hoy abogada del Estado. 

Por tanto, un buen trabajo, el recuerdo de Cospedal, una buena campaña, un gran y recíproco conocimiento de su tierra y de su gente, y una inestimable ayuda de la oposición.

En ninguna porra se llegaba a los 19 escaños. Se especulaba en quién tendría que apoyarse Page para gobernar, pero Paco Núñez y José García-Molina se empeñaron en ponérselo fácil, algo que, seguro, Page sabrá como agradecerles. El PP ha estado cuatro años machacando con una radicalidad lacerante. Se puede hundir al contrario si tu eres más fuerte que él y desarrollas al tiempo una capacidad integradora y de cercanía con la gente pero es un suicidio aunar en una naturaleza el desconocimiento, las malas formas y el trato despectivo hacia una persona moderada y dialogante que, además, es muy cercana y cómplice de su pueblo. Te hundes por falta de sensibilidad, por un pésimo asesoramiento de comunicación. También pueden aprender los que llegaron por la izquierda tratando de arrasar desde una cierta soberbia intelectual. La política es mucho más que eso, un complicado collage de perfiles, rostros, sensibilidades, maneras de vivir y de pensar, arraigadas, más en nuestra tierra que en otras, a nuestros antepasados y su recio costumbrismo.

García-Page puede montar una academia y aunque el éxito de los alumnos no esté garantizado porque no son Page, al menos no cometerán tantos errores que colaborarán a romper por desbordamiento todas las porras: ¿o alguien había adelantado que conseguiría los 19? No mientan.

César Ortega