EL CORONAVIRUS R. MADRID TRADEMARK INFECTA EL FUTBOL FEMENINO

Dicen los que aman el futbol femenino que esto de que se va a crear una liga igualada y competitiva es una patraña interesada. Que la sensación de pureza deportiva, de nobleza e independencia que existía en este microcosmos ha ido desapareciendo a medida que el Madrid F.C. (más bien el Gran Hermano del Capitan General del ejercito Madrid F.C.@) puso sus ojos en un negocio incipiente que bien pudiera compensarle de alguno de sus fallidas incursiones inmobiliarias. 

La verdad es que yo todo eso lo ignoro y lo cierto es que me encuentro más cómodo conmigo mismo y mi conciencia concediéndoles a todos el beneficio de la duda (al futbol femenino, al R.Madrid F.C.Trademark y al hermanísimo del Gran Capitán). Pero, oiga, es que cada vez me cuesta más mantenerme en esta postura moral ante las inmoralidades que se están cometiendo bajo la mediática frase de “la llegada del Real Madrid a cualquier competición siempre repercutirá en beneficio de dicha competición”. 

Ahora que el tufillo putrefacto empieza a dejarse notar en la liga de futbol femenino española (llamada Liga Iberdrola) no puedo resistirme a analizar la frasecita en cuestión tras la que esconde mucho más de lo que se afirma en su literalidad.  Porque de momento el desembarco de este club imprescindible en la Liga, lejos de suponer la llegada del maná en forma de ingentes cantidades económicas tan necesarias para que -por fin- las jugadoras puedan tomarse esta afición como una auténtica profesión, no ha sido más que una fórmula sutil de importar al futbol femenino todas las miasmas que salpican a su homólogo masculino.

Como no muchos de ustedes sabrán, ayer se disputó en Valdebebas lo que se vino a denominar por algunos diarios deportivos como “el otro derbi, el primer Real Madrid-Atlético de equipos femeninos”. En mi ignorancia y cargado de buena fe me senté frente al televisor dispuesto a disfrutar de un espectáculo futbolístico de primer nivel esperanzado en que sería testigo de un hecho histórico dentro de un deporte virgen aún del peaje obligado al que se ve sometido su equivalente del otro sexo.

Bastaron quince minutos para ver que el virus R.M. Trademark y todo lo que arrastra ya había sido inoculado y que solo era cuestión de poco tiempo, muy poco, que la Liga Iberdrola se emponzoñase de su hedor mediático. Oiga, es que tuve que usar el mando de la televisión para confirmar que no estaba viendo el partido en Real Madrid Televisión, la cadena amiga. Oiga, que se dijo por parte de la comentarista algo similar a “Esperemos que el valiente planteamiento del entrenador del Real Madrid de sus frutos”. En Teledeporte, la cadena pública pagada por todos los españoles. Sin pudor ni asomo de vergüenza. Esto ya no se controla ni aplicando unas buenas dosis de la vacuna de Pfizer, la de Moderna y la de Oxford al alimón. 

Y ahora querido lector voy a explicarle lo que va a pasar: 

Primero se va a crear un mito, supongo que a través de documentales tipo “A Real Dream” que según la esposa del ex director de comunicación de la Casa Blanca, co-productora, “es una oportunidad única ser testigos y poder contar la incorporación del CD Tacón al Real Madrid, mostrar cómo un equipo de barrio accede a la élite del fútbol femenino y cómo este movimiento del Real Madrid puede dar un impulso definitivo al deporte femenino” sic. Eso si, en el partido de ayer solo jugaron como titulares apenas tres futbolistas del extinto Tacón, todas ellas extranjeras sin arraigo alguno en el equipo del barrio. ¡Eh lo k ay! que decía aquél.          

A continuación o más bien de manera simultánea , se colocan en los diferentes medios de comunicación a correligionarios de la causa (unos por convicción y otros por pura supervivencia) para multiplicar la onda expansiva de “Dream” y sembrar las semillas en los espectadores de la enormidad de sus jugadoras, animándolas como si se tratara del equipo nacional al que todo bien nacido debería apoyar, obviando que, ¡oiga! el otro equipo es también del país y las deportistas que lo componen también son nobles y juegan bastante bien a esto. Todo bien aderezado con sus desproporcionadas campañas mediáticas si existe alguna jugada dudosa en la que no resulte beneficiado el equipo en cuestión. Prefiero no referirme a lo que se pretenderá hacer con los árbitros o árbitras, como se dice ahora, que bastante tienen con lo que tienen los pobrecitos.

Y así para finalmente lograr el objetivo: acabar con la paridad. Hay que eliminar todo tipo de posible resistencia (salvo la de su antagonista utilizado por la República Catalana en suspenso, que es bueno para el negocio), no vaya a ser que con sus victorias los demás equipos tengan legiones de seguidores y resulte obligado crear una liga entre iguales, en la que cualquiera pueda ganar y no se pueda manejar fácilmente. 

Que no cuenten conmigo, que esta película yo ya la tengo muy vista. Me paso al curling. ¿El resultado? Ganaron las chicas del Atleti, pero eso es lo de menos. 

Bertín Madariaga