¿Guadalajara, Ciudad Europea del Deporte? | Lola Castro

El 6 de octubre de 2017, Guadalajara fue declarada Ciudad Europea del Deporte 2018 por ACES Europe, Federación de Capitales y Ciudades Europeas del Deporte. Con un calendario repleto de citas deportivas internacionales, el Ayuntamiento presentaba a la ciudad como la cuna del deporte. Europeo de Gimnasia Rítmica,  Europeo de Bádminton Senior, Campeonato Internacional de Baile Deportivo… y así hasta un total de 230 competiciones en el ámbito internacional, nacional y autonómico.

Incuestionable el valor que tiene traer tantas disciplinas a la ciudad, existe otra realidad paralela a los números, los titulares, las distinciones y las buenas intenciones. No hace mucho y salvando las distancias, recordarán el fracaso de organización de los Juegos Mediterráneos en Tarragona en los que las ganas y la predisposición no bastaron para garantizar ni siquiera la celebración de varias disciplinas. El caso de Guadalajara respira un aire similar.

El reconocimiento como Ciudad Europea del Deporte 2018 debería haber servido al equipo de Gobierno para inspirarse en lugar de auto complacerse. Es lícito instrumentalizar políticamente esa distinción, pero el nombre debe acompañar fehacientemente a los hechos y es aquí cuando tenemos un problema.

Esta nomenclatura no hace mención exclusiva al overbooking de competiciones deportivas que colapsan el calendario de la ciudad, sino que además pretende infundir una forma de vida, una arquitectura y un concepto de ciudad que dista mucho de lo que hoy es Guadalajara. El mejor reflejo de esta falta de espíritu lo narraba este martes el triatleta Javier Rosado Sanz en su cuenta de Facebook. En una publicación explicaba que se estaba entrenando para la liga Nacional de Clubes y tenía que preparar la transición de bicicleta más carrera este sábado. Cuál fue su sorpresa cuando llegó a las instalaciones de las pistas de Atletismo y le prohibieron acceder con la bicicleta a su interior como se había permitido hasta ahora. Incluso se habían eliminado los bicicleteros a la entrada para el aparcamiento.

Este gesto no concuerda para nada con ese sentido de Ciudad Europea del Deporte como tampoco el abandono de centros polideportivos plagados de goteras, o mismamente la aberración de carril bici -con fondos europeos-. Están muy bien las menciones y distinciones cuando van acompañadas de hechos. Ciudad del Deporte Europeo no hay solo que serlo sino también parecerlo.