Posverdad: el placebo lingüístico

Entramos en una nueva etapa. Sería deseable haber pasado ya la de las "posverdades" tan puestas de moda por los políticos de las últimas décadas, porque los ciudadanos están muy cansados de mentiras a las que les cambiaron el nombre por el de Posverdades. 

Ya sabemos que Trump y el Brexit ganaron gracias a las posverdades. Esa especie de mentira política dulce, que se dice envuelta en el lenguaje que se quiere escuchar. Frases inexactas aderezadas con "música celestial", que se gritan a los cuatro vientos para crear seguidores, adeptos, manadas o rebaños dentro de las redes sociales. Utilizadas para dirigir el pensamiento humano y crear necesidades antes inexistentes. Suele ocurrir que uno lo percibe a larga distancia aunque es mucho más complicado verlo en las distancias cortas. De ahí la frase de "el afectado es el último que se entera". Sin embargo no ha sido Estados Unidos y Reino Unido los únicos lugares donde se ha utilizado esta figura retórica que distorsionada las palabras y que está muy de moda. Es como el placebo lingüístico que calma la ansiedad de las masas o las pone en marcha al gusto de quien la utiliza. Solo hay que mirar lo más cercano en nuestro país para percibir las posverdades de nuestros políticos y los resultados que obtuvieron con ellas. En el escenario nacional las tuvimos con Mariano Rajoy, el IVA, los impuestos o la reforma laboral. A nivel regional las más grandes con Cospedal cuando prometía que no habría recortes ni despidos, aunque luego fuimos los más recortados del panorama nacional y hasta hoy sufrimos  los despidos acaecidos en el ámbito sanitario y educativo a pesar de llevar tres años intentando remediarlo. Aun así los diputados populares en la vigente legislatura, lanzan de nuevo sus posverdades pidiendo explicaciones por la falta de docentes o sanitarios en nuestros colegios y hospitales.   

En los debates televisivos cada uno adereza sus posverdades con el objetivo de tener más seguidores, mas likes o mas corazones. Ciudadanos desesperados que solo desean un poco de esperanza, el fin del trasvase, la anulación del ATC o justo lo contrario, por poner algún ejemplo. A ellos es a los que se vapulea verbalmente y de forma continua con las posverdades. 

Palabras que se ponen de moda, para maquillar de alguna manera las realidades, a veces crudas, que nos toca vivir. Una mentira repetida muchas veces no se convierte en realidad y una posverdad, aunque sea dicha con todo el cariño del mundo tampoco, así que ya va siendo hora de comenzar la nueva etapa, a ver si en esta conseguimos que los políticos dejen de usar la posverdad, porque lo llamen como lo llamen, una mentira es siempre una mentira, y una mentira dicha por un político debería ser penalizada.

Dclm.es