Atados al mástil

Igual que Odiseo, dimos las ordenes de atarnos al mástil de la verdad para no sucumbir ante los cantos de sirena de la secretaria general saliente en su grandilocuente discurso de despedida del viernes 20 de julio, apenas mes y medio después de que una mayoría de diputados en el Congreso decidiera con su voto echar del Gobierno de España a Mariano Rajoy tras conocerse la sentencia del caso Gürtel, la trama de corrupción más vergonzante en la historia de nuestra democracia.

Como imaginábamos, Cospedal García pronunció un discurso plagado de reconocimiento hacia su propia gestión de la que dijo estar orgullosa por sus grandes méritos, debido esencialmente a la “generosidad y grandeza” con la que ella y Mariano habían servido a España. Apenas un párrafo dedicado a la corrupción que llevó a muchos de sus compañeros a prisión y a su presidente a unas vacaciones políticas en Santa Pola.

No hubo mea culpa, todo lo contrario, ni una sola reflexión sobre lo que supuso la enorme brecha, el terremoto en la pérdida de confianza de los españoles y de sus propios militantes hacia su gestión. Veamos.

En 2011, el barco comandado por Rajoy y Cospedal recibió 10,83 millones de votos. El PP consiguió los mejores resultados de su historia con un 44,63 por ciento de los votos y 186 escaños. En su mejor momento, Aznar había conseguido 183 escaños. Cospedal García obtuvo de los castellano-manchegos la confianza para gobernar en Castilla-La Mancha.

¿Y CUÁL FUE EL RESULTADO DE SU GESTIÓN?

Con esa mayoría, Rajoy y Cospedal tuvieron en sus manos todas las decisiones, todos los órganos de control, Tribunal Constitucional, Congreso, Senado, gobierno en 11 de las 17 autonomías y presidencia en casi todas las capitales de provincia.

En cinco años de gestión, esos años de magnífica gestión a los que hizo alusión Cospedal, el PP perdió 3 millones de votos y 49 escaños en el Congreso. En 2015, Cospedal perdió también la mayoría absoluta y el gobierno de Castilla-La Mancha.

No es para lanzar cohetes que una gestión entregada con tal generosidad por los españoles se deje en el camino treinta millones de votos. En una empresa privada, tanto Mariano Rajoy como Cospedal García habrían sido despedidos de forma fulminante por su nefasta gestión, por sus desastrosos resultados.

Unos se taparon los oídos, Odiseo permaneció atado al mástil para no sucumbir ante los cantos de las sirenas en la Isla del Sol que hacían enloquecer a quien los oyera.

Pero ni siquiera sus propios militantes los escucharon. Cospedal quedó fuera de la carrera hacia a la presidencia del PP. En su discurso de despedida hizo otra vez alusión al “pacto de perdedores” que a ella le arrebató el Gobierno de Castilla-La Mancha y a Rajoy el de España. El mismo pacto de perdedores de Cospedal y Casado con el que la defensora de la “grandeza y la unidad” espera poder seguir adelante en la defensa "del partido que ama a España"  y de su cruzada contra la corrupción.

elObservadorDCLM