Los hechos y las monsergas

Recuerda a la crítica que escribió un literato sobre un novel engreído que se atrevía a llamarse poeta. Sus versos, dijo, son poco prácticos por su falta de belleza. 

Algo parecido podría decirse sobre la oposición política del Partido Popular en Castilla-La Mancha: es poco estética, molesta y aburrida. Pero eso no es lo peor. Lo verdaderamente triste es que se trata de trabajo absolutamente estéril. No sirve para nada, no aporta nada positivo, no suma nunca nada, no ayuda porque se trata de ofrecer un permanente espectáculo de masturbación política contra cualquier pestañeo del gobierno.

Lo suyo es rebuscar en el basurero de las críticas constantes, aprovechando en particular desgracias como incendios, temporales o crisis sanitarias. Ahí están en su salsa, con sus maracas, tratando de desprestigiar al gobierno con sus versos poco prácticos, exaltando desdichas, adversidades e infortunios. Es una poesía surrealista, confusa y embrollada que alcanza cotas sublimes cuando su presidente, Paco Núñez, asegura: “Hoy es uno de esos días en los que me entristece llevar razón”. Solo le falta exclamar “¡Qué difícil es ser yo!”. ¿No sería más fácil ponerse a disposición de quien está trabajando para ofrecerle su incondicional apoyo? ¿No sería, a la postre, más rentable políticamente demostrar que están dispuestos y pueden aportar, trabajar, contribuir a que los ciudadanos salgamos adelante de la mejor manera y cuanto antes?

Algunos gobiernos del PP de otras comunidades, que también deben gestionar las desgracias, ya han cambiado de rumbo y hablan de solidaridad entre los ciudadanos y las regiones. 

Este tipo de oposición tan antigua es por su naturaleza “cansina”, como se dice en La Mancha. Y muchas veces falsa. No se puede elogiar el trabajo de la Comunidad de Madrid, del PP, cuando se demuestra que han trabajado mucho peor en la limpieza de carreteras o cuando expertos internacionales se preguntan cómo es posible que en Madrid las vacunaciones no pasan del 30 por ciento de las dosis recibidas mientras Castilla-La Mancha ya ha superado el 75 por ciento. 

No debe estar tan triste Paco Núñez porque de momento no nos faltan desgracias que son su única y mejor gasolina para apagar incendios.

elObservadorDCLM