Los juicios por delitos graves en CLM superan en un 21% la media de los últimos 5 años

El fiscal superior de Castilla-La Mancha, José Martínez, ha ofrecido en el acto institucional de la apertura del año judicial desde el Tribunal Superior de Justicia ubicado en Albacete los datos de criminalidad correspondientes al año 2019, apuntando que los procedimientos por delitos graves sancionados con penas superiores a 9 años de prisión se han elevado en 2019 hasta los 87, lo que representa un repunte del 20,8% en comparación con la media de los cinco años anteriores, colocada en 72.

Durante el acto inaugural del año judicial celebrado en la sede del Tribunal Superior de Justicia, Martínez ha señalado que comparando 2019 con ejercicios anteriores se detecta igualmente un descenso del 2% en la incoación de diligencias previas; misma caída en procedimientos abreviados por delitos menos graves.

Este descenso, ha apuntado, se compensa con el incremento de procedimientos de diligencias urgentes, los llamados juicios rápidos, un aumento "interesante" toda vez que responde a un procedimiento moderno "donde la colaboración entre Fiscalía y juzgados evitan recursos y permiten dar una respuesta rápida a fenómenos de delincuencia menor".

Los delitos leves incrementaron cerca de un 10% hasta superar los 16.000, estadística similar a la del año 2016, tal y como ha desgranado.

Se han celebrado un total de 15 juicios con jurado, la mayoría de ellos en Toledo y Ciudad Real; y se han incoado 600 diligencias de investigación, con un volumen de acusaciones que superan las 10.000 y arrojan una media de 120 por fiscal.

El número de juicios en juzgados de lo penal supero los 5.600, con una tasa de resoluciones condenatorias del 73,5%, tasa que se eleva al 82% en el caso de las audiencias provinciales.

Según los datos ofrecidos por Martínez, cuatro de cada diez juicios penales se tramitan por conformidad, tasa que también aumenta en el caso de juicios rápidos, "lo que avala el acierto del procedimiento".

SENSACIÓN DE "ALIVIO" PESE A LA "CONVULSIÓN DE LA VIDA PÚBLICA"

El fiscal superior ha reconocido tener preocupación en un contexto de "convulsión de la vida pública" que proyecta una imagen "negativa" de las instituciones.

Eso sí, ha añadido que "la sola posibilidad de hablar en esta tierra modesta y sencilla del trabajo constante y callado de personas sin ideología y sin otra aspiración que hacer bien una sociedad más justa da una sensación de alivio".

Ha abogado por seguir avanzando en la mejora de la formación de los fiscales en el manejo de nuevas tecnologías para aligerar su volumen de trabajo, al tiempo que ha aprovechado para poner en valor el "esfuerzo" realizado por el sector durante los meses de estado de alarma, un trabajo que "permitió que se mantuvieran los ritmos de trabajo".