Crónica de una dimisión en bloque que no se veía venir

El Consejo de Coordinación regional de Unidas Podemos ha presentado la dimisión en bloque tras los pésimos resultados de las pasadas elecciones autonómicas y locales, en las que la formación morada ha perdido más de 30.000 votos en relación a las elecciones de 2015. 

Siempre se dice que uno es esclavo de sus palabras y dueños de sus silencios. Frase que los políticos deberían tener en cuenta, sobre todo desde que existe la "maldita hemeroteca". 

Hace unos días, José García Molina afirmaba que Page tendría que decidir si pactaba con Ciudadanos o con Unidas Podemos. Pero el destino caprichoso ha dejado "al descubierto" al líder de Unidas Podemos. Nada hacía presagiar que el apoyo de los votantes al PSOE sería tan absolutamente masivo, como lo ha sido el pasado 26 de mayo. Tal vez en el hecho tuviera algo que ver que la campaña de García Molina, soliviantara a los "corazones socialistas" que sintieron el impulso de ir a votar a las siglas del partido "rojo" precisamente para demostrar que de verdad eran "socialistas de corazón" y que preferían a García-Page.

Tal vez el desarrollo de la campaña electoral haya sido sometido al examen de la coordinadora regional tras los resultados, pero la decisión de los votantes no se toma por un solo hecho acaecido al final de la legislatura. Los ciudadanos más bien contemplan en el horizonte la gestión realizada durante cuatro años. Probablemente todo comenzó con la paralización de unos presupuestos que se esperaban como el agua de mayo, en una tierra seca y agotada tras el gobierno “despiadado” de María Dolores de Cospedal.

En aquel momento el enconamiento de Podemos con la entrada en el Gobierno regional fue explicado desde las diferentes perspectivas políticas. El propio Molina explicaba que necesitaba poder y eso estaba solo dentro del Gobierno: "Cuando condicionas a un Gobierno, vía presupuestos o vía leyes, pero no estás en él, los cuándo y los cómo de la aplicación de esas medidas, quedan en manos del ejecutivo. El legislativo no tiene poder suficiente."

Lo que no está tan claro, es que los ciudadanos de Castilla-La Mancha entendieran su forma de exigir la entrada en el gobierno, paralizando unos presupuestos que implicaban creación de puestos de trabajo, oportunidades para los jóvenes, desarrollo del tejido empresarial, paralización de obras de hospitales, colegios o centros de salud, y un largo etcétera de acciones de gobierno que no podían esperar, que no debían esperar y que quedaron demostradas con posterioridad. 

Pero con su entrada en el Gobierno, que indiscutiblemente tendría algún efecto positivo, también comenzaron los errores. El primero, tan solo unos días después de su toma de posesión, al acudir al Parlamento Europeo en calidad de Vicepresidente segundo, pero sin el acuerdo ni el conocimiento del presidente del Gobierno castellano-manchego, para hablar del incendio de Seseña. Aunque fue mucho peor enterarnos por la agenda de Oriol Junqueras de su reunión con el castellano-manchego, en plena crisis catalana aún antes de la fuga de Puigdemont. Reunión de la que ni siquiera el presidente de Castilla-La Mancha, jefe del ejecutivo por tanto, tenía conocimiento.

Todo ello, fue llenando el tintero de tinta de tachar, pero dónde más contenido de tinta obtuvo el tintero fue con las guerras internas de David Llorente con las mujeres de su partido. De María Díaz con David Llorente, o de David Llorente contra todos ellos. La  inasistencia a los Plenos de las Cortes regionales o los sobresaltos en las votaciones.

Los resultados electorales, tan solo son la punta de un iceberg que se ha ido formando a lo largo de 4 años dentro de las filas de Podemos. Un Podemos a favor y en contra de Pablo Iglesias. A favor y en contra de Iñigo Errejón y a favor y en contra de Monedero. 

Tras estas elecciones Podemos cierra un capítulo y se dispone a iniciar otro nuevo. Suerte y que les "vaya bonito". 

DCLM