Albacete, Ciudad Real y Guadalajara sometidos al "capricho" de Albert Rivera

Los "socialistas de corazón" han tenido que soportar la osadía de Unidas Podemos en Castilla-La Mancha, cuando presentaron su eslogan "Los socialistas de corazón votan Unidas Podemos", aunque los que de verdad se sintieron socialistas dejaron muy claro que votan PSOE y a Emiliano García-Page. 

Ahora viene la segunda ronda de osadías con CS, que no están dispuestos a llegar a pacto ninguno en los ayuntamientos con "el PSOE de Sánchez". Esta viene de la mano de José Manuel Villegas, Secretario General de la formación naranja, al afirmar que sólo ve posibles pactos con los candidatos socialistas que "renieguen de las políticas de gobierno de Pedro Sánchez" y "que crean que es hora de aplicar el artículo 155 de la Constitución". 

Siendo la tercera fuerza más votada, por detrás del PSOE, claro vencedor en estas elecciones, y del PP, esgrimen la "vara de mando" para fijar las posiciones que consideran convenientes para el futuro de España. No se sabe exactamente, si ese requisito imprescindible que exige CS, "renegar de Sánchez", se realizará a través de una declaración jurada, para crear una paradoja política entre quienes se han presentado a unas elecciones bajo las siglas de un partido, que tiene un secretario general que también ha ganado las elecciones nacionales.

Este requisito sería "abjurar" de su líder y por tanto de su partido, ambos unidos inevitablemente por decisión de la mayoría de los militantes. La exigencia naranja podría recordarnos a los Tribunales de la Inquisición, sin tener muy claro si esta negación  al líder se haría sobre la biblia o sobre la Constitución, y si el socialista arrepentido debería repetir el juramento no solo en los municipios, sino también ante los líderes regionales y después los nacionales, puesto que la decisión ha de atravesar tres filtros, el de la Comisión de Pactos local, la autonómica y por último la nacional. Por lo que podríamos llamarlo "negar al líder tres veces". 

La segunda parte de los requisitos establecidos por el secretario general de CS, es la necesidad de volver a jurar ante los estamentos naranjas que el socialista "converso", además, está convencido de que "es hora de aplicar el 155 en Cataluña", obligando a los candidatos socialistas a entrar en una valoración sobre la que no tienen capacidad decisoria. La política nacional le corresponde, quiera la formación naranja o no, al Gobierno de Pedro Sánchez y el regidor de los Consistorios de Albacete, Ciudad Real o Guadalajara no tiene por qué pronunciarse sobre ello. 

El hecho de que Ciudadanos sea un partido nacido en Cataluña, y de que su líder esté enconado con el presidente del Gobierno, no debe ser condición a la que se deban someter los alcaldes de nuestra región, que tienen claras sus competencias. Guadalajareños, Ciudarealeños y Albacetenses también están preocupados por la política catalana y los arrebatos independentistas, pero sus colegios, centros de salud, calles, seguridad ciudadana y servicios sociales no deben estar condicionados a ello. Es evidente que Cataluña está paralizada desde hace meses, pero eso no debe llevar al resto de los políticos a paralizar sus pequeñas parcelas en el resto del país, y mucho menos ser una imposición postelectoral.  

La ridiculez de las palabras de José Manuel Villegas no tiene dimensión. La política municipal, nada tiene que ver con la política nacional, dotada de herramientas y medios totalmente diferentes a los que se puedan utilizar en los Ayuntamientos de nuestra tierra, y por supuesto cuenta con un presidente de Gobierno, que aunque no le guste a Albert Rivera, es el que han elegido los españoles. 

Ciudad Real, Albacete y Guadalajara están sometidas en estos momentos al mero "capricho" del líder naranja, cuyos resultados obtenidos no han alcanzado las expectativas deseadas ni el 28 de abril ni el 26 de mayo, por lo que intenta manipular en los pequeños municipios utilizando la única herramienta de la que dispone: Ser la tercera fuerza política en toda España. 

P. Moratilla