Dante Fachín en Cataluña y "el circo" de Puigdemont en Bruselas / Paloma Moratilla

Era previsible que la ambigüedad de Podemos en la situación catalana trajera consecuencias. En política, las ideas deben estar claras y ser lanzadas con una puntería exquisita en esas “asambleas” en las que se habla a la militancia, porque de lo contrario puede ocurrir lo que ahora está pasando en Cataluña con Podemos.

El único partido que tiene a la ciudadanía desorientada, en relación a la causa Catalana, en el espectro político de nuestro país es Podemos. Y es que no se puede estar contigo y contra ti al mismo tiempo. Esas declaraciones largas y sin contenido de doctorado magistral, realizadas por Ada Colau o incluso las del propio Pablo Iglesias, no han dejado una claridad meridiana en las mentes de los militantes y votantes de Podemos, tal como hemos podido ver en declaraciones más claras y contundentes como las de Carolina Bescansa, Teresa Rodríguez o Monedero.

La frase favorita o el eslogan de esta etapa para  Podemos estos días ha sido “Ni DUI ni 155” para llegar a una conclusión ¿Cómo pretende Podemos solucionar el conflicto catalán?. Tal vez el diálogo hubiera estado bien al principio de la contienda, pero una vez celebradas las elecciones, una vez declarada la república catalana por los independentistas ¿Cuál era el camino para el entendimiento? Es necesario tener sentido de Estado y no anteponer los intereses partidistas, para buscar soluciones aunque no sea tu responsabilidad la resolución del conflicto y eso es algo que deben aprender desde Podemos, aunque sigan insistiendo en querer enseñar ellos a los demás.

Los políticos de Podemos han estado mudos y observando los movimientos del resto de los partidos. Han hablado poco de independentismo a nivel general aunque entre ellos lo hayan hecho a “petit comité”, pero así no se llega a la militancia.

Dante Fachín ha comenzado a hacer su propia política amparado en las siglas del partido y el partido no está de acuerdo con sus movimientos. El populismo intrínseco de Podemos les ha llevado a este camino. Dar la razón a todo el mundo no trae buenas consecuencias, ya lo dijo Woody Allen “No sé cuál es la clave del éxito, pero la del fracaso es intentar agradar a todo el mundo”.

Lo más llamativo de este asunto es que Podemos enarbole ambiguamente la bandera de una causa conservadora como es el nacionalismo. Ese nacionalismo rancio y casposo que surgió de la burguesía catalana, que siempre ha estado apoyado por la derecha y que ahora encuentra apoyo incluso en la CUP. Solo hay que mirar los libros de historia para comprobar que el catalanismo como movimiento cultural y político nace en el siglo XIX, ni un minuto antes. El derecho a la autodeterminación, como si se tratara de darle la independencia a una colonia española sometida a la esclavitud, no tiene ningún sentido, pero es que además siguiendo las palabras del historiador José Álvarez Junco,"No me parece que la historia sea la base de justificaciones políticas actuales. Las reclamaciones políticas se basan en justificaciones racionales y en derechos legales”.

Ahora, sorprendentemente, un partido de línea progresista como Podemos y ubicado en la izquierda ideológica, defiende los movimientos burgueses de los partidos de derechas, alguno de ellos incluso marcado significativamente por la corrupción. Eso confunde mucho a la militancia y aún más a los votantes de Podemos, porque  la confusión entre los dirigentes es algo que venimos comprobando los últimos tiempos y no solo con Dante Fachín.  

De cualquier manera, todo este episodio ha cogido tintes de película surrealista, con declaración de independencia y huida de la justicia del máximo responsable, mientras el resto del Ex-Gobierno catalán está ya en Alcalá Meco o en Estremera.  Los ojos llorosos de la presidenta de la Generalitat no dejan de recordarnos otros tiempos de soberbia, imposición de voluntades y marginación de los no nacionalistas dentro de la Generalitat.

Ahora hay que sumar los nuevos capítulos donde aparece  la sorprendente “exigencia” (no solicitud, petición ni ruego) de Puigdemont, oculto desde su escondite, al Gobierno de España para dejar en libertad a sus compañeros de travesuras con el único propósito de seguir jugando de nuevo al Procés. Ahora, el solo allí en Bélgica o tal vez en Rumanía, no tiene compañeros de juego suficientes y se aburre; mientras todo un país espera que las aguas vuelvan a su cauce. Sin lugar a dudas, la política de Cataluña gracias al “cobarde huido” tiene solo un calificativo: circense (con perdón del mundo del circo que tanto nos hace reír). Pero es que el procés catalán es como un circo de mala calidad;  donde podemos encontrar leones con rugidos que no asustan, caballos sin velocidad para correr, elefantes en cacharrerías, equilibristas con vértigo, patinadores sin hielo, magos a los que se les ven los trucos, algún que otro buhonero, muchos payasos sin gracia y un presentador escondido en un lugar remoto que utiliza la televisión pública para seguir haciendo travesuras.

Paloma Moratilla