Más que un poema

Iba por la acera de enfrente y me reencontré con Vinícius de Moraes, nos saludamos, le dije límpiate las gafas que no vas a ver bien los acordes. Actuábamos cada tarde de los martes en el café de la Fusa de Silvina y Coco. Siempre iniciábamos el repertorio con La Garota y terminábamos con el Berimbau de Baden Powell al que había añadido un toque especial con mi arco musical y una calabaza que yo mismo había adornado con imágenes estereoscópicas. Aquella noche resultó ser bastante especial porque una de las espectadoras comenzó a fijarse en mi birimbao y al parecer se activó su glándula pineal con tal intensidad que comenzó a jadear como si estuviera gozando de un intenso orgasmo. Le dije a Vinícius, tu sigue tocando y cuando cantaba “va a morir sin amar a nadie / el dinero de quien no da / el trabajo de quien no tiene” …la joven comenzó a levitar y Vinicius paró de tocar. Con gran parsimonia, como si con él no fuera la cosa, se quitó las gafas y limpió los cristales con el forro de su chaqueta de pana marrón clara. La gente empezó a pedirnos que volviéramos a interpretar La Garota. Esta vez sí me volví a emocionar cuando cantaba o más bien susurraba mirándola: “Su balanceo es más que un poema / Es la cosa más linda que he visto pasar…Ah, si ella supiese / Que cuando ella pasa / El mundo enterito se llena de gracia / Y se hace más lindo / Por causa de amor…”. Al final conversamos en la barra, me dijo que se llamaba María y que no había podido resistir la fascinación de aquellos dibujos gemelos en mi birimbao. Me despedí de Vinicius y aquella noche dormí acompañado tras sentir entre lágrimas un balanceo que fue mucho más que un poema.

Kimi