A dar "palmas"

Desde pequeños en la escuela nos enseñan a formar una opinión crítica, a objetar sobre todo y preguntar el porqué de la cosas. Nos dicen que no es malo disentir del pensamiento único, que no todo es negro ni blanco, y para que exista lo uno tiene que existir lo otro. El no hace al sí, el bueno hace al malo, el contrario da sentido al aliado.

Este domingo, los ramos y las palmas son el símbolo de la aclamada entrada de Jesucristo en Jerusalén. Es la devoción de los fieles por su líder y guía, que lo acompañan y que no quieren dejarlo solo.

Las pasiones y devociones no son cosas del pasado, ni exclusivamente religiosas. Tienen vida en el mundo fan de la música e incluso en política, que es lo más peligroso. Lo hemos visto hace una semana en Rusia con la renovación del mesías Putin hasta 2014. En 17 millones de km² no hay quien le tosa a este señor. Pero no nos llevemos las manos a la cabeza que en el medio millón de km² de España tampoco hay quien eche a Mariano Rajoy del Gobierno y del PP.

Están cotizados los puestos en política como para asumir el riesgo de abrir la boca y ser apartado de los seleccionables. No es casualidad que en el PSOE se hable de Pedro y Susana, en Podemos de Pablo Iglesias y Errejón, y en la izquierda de PSOE y Podemos, para terminar diciendo que la desgracia de la izquierda es su falta de unidad.

No parece que haya nadie que le vaya a disputar a Rajoy y Albert Rivera -mientras ellos quieran- sus valiosas posiciones. Ni tan si quiera la corrupción nacional de los populares ha desestabilizado al PP, que con ramos y palmas aclaman a su líder sin contestación. En Génova se habla de quien recogerá el legado de Mariano, quien tomará el testigo, cuál será el elegido del todopoderoso para sustituirle. El lenguaje está bien medido y elegido para no expresarse en términos de quién se disputará, se enfrentará o llanamente presentará un proyecto distinto al de Rajoy.

Y no es que no existan esos pensamientos en la derecha -porque han sido educados como todos-, solo que han desarrollado una hipocresía para guardar los formalismos, porque entiende que disentir y opinar distinto es entrar en terreno movedizo. Es más fácil hacerse la raya, ponerse rulos y dar palmas y ramos de olivo.

La pasión y la penitencia las sufren las ideas y el pensamiento diferente. Escuchen y lean la Biblia.

El Observador.