El debate de las conclusiones

Esta campaña electoral se hacía diferente porque el debate político de los candidatos se realizaba en dos fases. Una primera con TVE la noche del lunes y una segunda fase en Atresmedia la noche del martes. Los votantes han tenido la oportunidad de comparar palabras y actitudes en uno y otro, algo que sin duda muestra algunas pinceladas de cómo podrían ser los futuros gobiernos. El gran ausente, VOX, no pasó desapercibido en los discursos de los cuatro partidos mayoritarios y a pesar de que ha sido un “alivio” no estar en ese debate para Santiago Abascal, sigue mostrándose contrariado por haber sido excluido. Los españoles seguimos quedándonos con las ganas de ver debatir a la extrema derecha junto con la "derechita cobarde" y la "derecha maquillada" de Albert Rivera. 

Si a alguien le quedaba alguna duda sobre la ubicación ideológica del partido naranja, en el último debate televisado ha quedado clara y bien delimitada y definida. Para quien anduviera en dudas, sobre si votar a C´s supone votar a la derecha del PSOE o a la izquierda del PP, ha quedado muy claro que votará a la más pura derecha. La chispa de suspicacia mostrada por el líder naranja en la primera parte de los debates, se le fue de las manos en la segunda, quedando como sobreactuado, maleducado y a veces incluso desquiciado y desquiciante. Llegó a ser incluso molesto, hasta el punto de que fue el único candidato llamado al orden nominalmente por los moderadores y aleccionado por un Pablo Iglesias, quizá más acostumbrado al revuelo de las aulas, que llegó a poner orden en algún momento del debate, hasta el punto de que Rivera llegó a decir "Si usted es el moderador, pues nada pedimos el voto para su partido".

La ridícula actuación del primero de los debates, armado de fotografía en enmarcada en mano, se transformó en el segundo en un regalo envenenado, en forma de libro, para Pedro Sánchez: una copia de su propia tesis doctoral. Pero esta vez el socialista iba armado para los ataques con otro libro que entregar a Rivera: el libro de un egocéntrico basado en el líder de la extrema derecha. Un texto cuya sinopsis podría ser "el catecismo de la derecha". 

Albert Rivera acusó de mentir a Casado, a Sánchez y a Iglesias y, aún sin pruebas que lo demuestren, siguió insistiendo en el pacto de Sánchez con los independentistas catalanes, haciendo un ridículo papel dirigiéndose a la cámara afirmándolo una y otra vez con frases del tipo "¿verdad que ustedes también lo saben?". Cualquier televidente atento podría haberse contestado de forma reflexiva que lo sabe porque lo dicen hasta la saciedad Casado y Rivera, pero no porque nadie haya visto una sola firma de acuerdo entre los independentistas catalanes y el partido socialista, nada más lejos de una foto cuya simbología se traduce en “diálogo”, pero es que diálogo no es pacto ni asunción de pretensiones.

Pablo Casado tuvo la osadía de hablar de corrupción y volver a mentir una vez más centrando sus ataques en la presidenta del PSOE Cristina Narbona con la acusación de estar implicada en el caso "Acuamed". Un caso de corrupción que implica directamente al PP y en el que se investigan las hipotéticas corruptelas de funcionarios y cargos del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente entre 2007 y 2014 (años de gobierno del PP), pero es absolutamente falso que Narbona esté implicada en esta trama, a pesar de que Casado e Inda a través de su medio sigan afirmándolo reiteradamente al estilo Goebbles. 

El líder del PP tuvo respuestas poco contundentes y evasivas en temas como la ley del aborto. Cuando fue preguntado por ello, Casado explicó la ley de maternidad para rebozarse en una serie de explicaciones y medidas que nada tenían que ver con la interrupción voluntaria del embarazo. También ocurrió con la ley de la dependencia, acusando al PSOE de la situación en Andalucía, pero sin explicar antes que la financiación de la dependencia, en la parte que corresponde al gobierno central, fue recortada considerablemente, hasta el punto de dudar de su existencia, por los sucesivos gobiernos del Partido Popular. 

Pablo Iglesias, dio amplias muestras de serenidad e intentó poner orden en las "chiquilladas" de Rivera. Mantuvo su posición e incluso en algún momento lanzó un cable al socialista en defensa de los últimos diez meses de gobierno. Iglesias el de mayor edad, tras Pedro Sánchez, sacó su experiencia educativa para encauzar un debate que inicialmente se preveía agrio y dislocado por los candidatos más jóvenes (Casado y Rivera). Seguramente algo que agradecieron los moderadores Vicente Vallés y Ana Pastor y desde luego los espectadores, que se veían por momentos, sometidos a una tortura de improperios sin orden ni concierto.  Probablemente por todo ello, se vio compensado en respuesta a una cuestión que el líder de Unidas Podemos ha sacado siempre que ha tenido la ocasión a lo largo de la campaña electoral ¿Pactará el PSOE con C´s?

Pedro Sánchez daba la sensación de ser la voz institucional y defendió con seriedad la gestión de un Gobierno de diez meses. Tuvo que rectificar, en medio de su "rabieta de niño mimado", a Rivera en numerosas ocasiones, tal vez la más llamativa fue el momento en el que se hablaba de eutanasia, cuando Pedro Sánchez le tuvo que recordar que C´s, junto con el Partido Popular habían paralizado la ley de la eutanasia hasta en 19 ocasiones en el Congreso de los Diputados. También intentó explicar al líder naranja la diferencia entre refugiados y asilados, porque Rivera solo defendía a los primeros, aquellos que huyen de forma masiva como consecuencia de guerras o desastres naturales, dejando de lado a aquellas personas que huyen de su lugar de origen al peligrar su vida por razones religiosas, raza, género, orientación sexual, grupo social, nacionalidad u opinión política.

Uno de los momentos más comprometidos fue en torno al debate sobre el movimiento feminista.  Iglesias puso la nota de cordura reconociendo que quien tiene que hablar de feminismo son las mujeres mientras dejaba claro que en aquel lugar no había ninguna. La derecha "defiende" con pinzas los temas de mujer, dejando ver más la intención de arañar votos con el discurso de los derechos de las mujeres, que una intención real de solucionar los problemas que les afectan, como la brecha salarial o la violencia de género (a los que las tres derechas llaman violencia familiar). Pedro Sánchez dejó claro que dentro de su equipo hay muchas mujeres, que no sólo son un cupo, sino que impregnan el discurso socialista de feminismo. 

Así entre unos y otros finalizó el debate para iniciar la pugna de los apoyos obtenidos a través de los medios de comunicación. Opiniones sesgadas que obedecen más bien a la línea editorial de cada uno de los periódicos nacionales, aunque eso sí, es llamativo que a última hora de la noche, el único partido que daba como vencedor al Partido Popular fuera Okdiario de Eduardo Inda. Un medio enmarañado por las acusaciones de utilización por parte de los poderes fácticos y políticos de la derecha. A primeras horas del día de despues hacía lo propio el ABC.

DCLM