La contaminación del río Tajo con residuos nucleares

Ecologistas en Acción y Jarama Vivo vienen denunciando la existencia de 8 banquetas con residuos nucleares enterradas a 30 centímetros de profundidad en el cruce de carreteras entre Madrid y Toledo que están sin señalizar y de las que no hay informes actuales, aunque el Centro de Seguridad Nacional dice tenerlas controladas, a pesar de que dos de ellas no aparecen y otras han sido modificadas por diferentes construcciones.  

Los ciudadanos siempre hemos tenido claro que algunas informaciones de vital importancia son ocultadas en mayor o menor medida dependiendo del color de quien esté gobernando. No podemos olvidar que este país estuvo gobernado durante 40 años por un dictador al que hoy se le rinden honores en el Valle de los Caídos y previsiblemente muy pronto en la Catedral de la Almudena.

EN 1970

Para comprender bien toda esta información hay que retrotraerse al 7 de noviembre de 1970 cuando se realizaban experimentos en el Centro Nacional de Energía Nuclear, con el objetivo de conseguir el capricho del dictador: la bomba nuclear. En la manipulación de los elementos radiactivos se produjo un importante accidente con repercusiones de vital importancia para la ciudadanía, sobre todo, de Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura e incluso para los vecinos portugueses. Sin embargo el hecho fue silenciado y ocultado.  Se derramaron 700 litros de desechos nucleares de alta radiactividad a las 11.00 de la mañana de aquel sábado que en menos de 5 minutos estaban circulando por las alcantarillas de Madrid, camino del río Manzanares, que lo llevó hasta el Jarama y este a su vez lo depositó en el río Tajo, pero no fue detectada su existencia hasta su desembocadura en el mar en Lisboa (Portugal). Consecuencia de la alerta portuguesa, se limpió el canal de riego del Jarama y los lodos extraídos fueron enterrados en 8 puntos diferentes todos ellos entre las provincias de Madrid y Toledo, en zanjas de 200 metros cuadrados como ya se ha dicho y a 30 centímetros de profundidad. 

El Gobierno franquista no puso ninguna medida de contención ni de remedio y además ocultó el accidente y la existencia de los 8 enterramientos que se mantuvieron en esa situación hasta el 24 de octubre de 1994 en que el diario El País, realizó un reportaje aportando toda clase de datos sobre el accidente y sus consecuencias. Por estas fuentes hemos sabido que, ocurrido el accidente en sábado, no se tomó ninguna medida preventiva ni de alerta en el momento sino que los técnicos responsables llegadas las 2.45 de la tarde se marcharon a pasar el fin de semana, por lo que los primeros movimientos para evitar el desastre fueron más allá de las 48 horas después. 

MENTIRAS A LA POBLACIÓN

Las primeras medidas adoptadas fueron las de comprobar la situación de las verduras y hortalizas que habrían sido regadas con el agua que contenía los residuos nucleares, pero sin dar explicaciones a los propietarios de las fincas. Uno de los agricultores contaba que parte de su cosecha se había secado y que los "expertos" le dijeron que había sido un escape de gasoil, pero el resto de la cosecha fue vendida en el mercado central de Madrid en completa normalidad. En otros casos los “expertos” compraron toda la cosecha que en algunos casos ni siquiera fueron a recoger. Así los agricultores de Perales del Río, San Martín de la Vega, Ciempozuelos o Seseña, hasta un total de 48 parcelas con un elevado grado de contaminación nuclear, según los informes de la época, vendieron sus cosechas en completa normalidad. 

En la sede de la Junta de Energía Nuclear (JEN), ubicada en la Ciudad Universitaria, se detectaron dosis de radioactividad de hasta un millón de veces superior a lo tolerable en aquel momento, que se mantuvo durante todo el año. Los niveles tolerables de aquel momento se dividieron por cinco en años posteriores, lo que nos da una idea de la magnitud de la contaminación del momento.

Se dice en ese informe de El País que diez días después el Manzanares, el Jarama y las inmediaciones de Toledo en el Tajo tenían dosis de hasta 10.000 veces la permitida (en aquel momento), y lo que es peor, las hortalizas y las verduras se siguieron regando en años posteriores. 

LOS RESIDUOS SIGUEN ENTERRADOS, SIN IDENTIFICAR NI SEÑALIZAR

Algunas de las cosechas contaminadas fueron compradas por la JEN para ser enterradas en un descampado existente muy cerca al lugar hoy conocido como Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), en concreto en el número 22 de la avenida Complutense, en la Ciudad Universitaria de Madrid, hasta el punto de que los representantes sindicales del CIEMAT siguen reivindicando la desaparición de los restos contaminados que aún hoy se encuentran bajo sus pies. 

Mientras, los lodos retirados del canal de riego del Jarama fueron colocados en 8 banquetas que se inspeccionaron por última vez en 1995 como consecuencia del reportaje publicado por El País, aunque la inspección solo pudo realizarse a seis porque dos no fueron encontradas y varias de ellas habían sido modificadas debido a las obras realizadas en las inmediaciones. 

Aún hoy sigue sin existir información sobre su ubicación y su peligrosidad, aunque sabemos que la número cuatro se encuentra en la carretera que conduce a Borox en la provincia de Toledo. Tampoco existen análisis públicos de las condiciones en las que se encuentran, sin olvidar que hablamos de residuos que contienen cesio-137 y estroncio-90 e incluso en algunos casos se llega a hablar de plutonio.

Hoy sabemos que en 1920 se concibió la idea del trasvase Tajo-Segura, que en 1966 se reactivó el proyecto. Sabemos que las aguas río abajo fueron contaminadas en 1970 aunque no se nos prohibió el baño en el río hasta 1972. En 1979 las aguas limpias de la cabecera del Tajo comenzaron a llegar a Murcia, lugar cuya orografía no dispone de gran cantidad de agua de riego. Se empeñaron en hacer de Murcia la "Huerta de Europa" que es lo mismo que hacer la “Huerta de África” en el Sahara. ¿Tendrá algo que ver la contaminación de las aguas del Tajo río abajo? Porque lo que es innegable es que el agua limpia sigue llegando a Murcia, mientras el agua contaminada es la que sigue llegando a nuestra tierra.

Nota: el periodo de semidesintegración o hemivida (tiempo estimado para que se desintegren la mitad de los núcleos de un radioisótopo, solo la mitad, no para que deje de ser totalmente radiactivo) del plutonio es de 24.200 de años, siendo de 28,78 años para el Estroncio-90 y de 30,07 años para el Cesio-137 y del Rutenio-106 de casi un año.

DCLM