De la Ruta del Quijote a la Ruta de la Basura Nuclear

Cuando se constata tanta frivolidad en la gestación y el incipiente desarrollo de un proyecto tan serio como el de un cementerio nuclear por parte de un puñado de políticos que tampoco han demostrado ser precisamente rigurosos, la sociedad y los medios de comunicación que no estamos a su servicio tenemos la obligación de exponer los posibles riesgos que van desde el despilfarro y el aprovechamiento económico a algo mucho peor, el peligro de la instalación en sí para actuales y próximas generaciones de castellano-manchegos y españoles.

Estos días incidimos en Dclm sobre los peligros del transporte del combustible nuclear utilizado pero aún activo que realizarían por nuestras carreteras cuarenta camiones al año. El posible accidente de uno de esos camiones causaría unos efectos devastadores sobre la zona que jamás se vería ya libre de esa contaminación. Aunque se hayan seguido todos los protocolos, esos accidentes se han producido ya en países donde se traslada el combustible radioactivo utilizado en las centrales nucleares. Y por más de setenta municipios de Castilla-La Mancha pasarían los denominados por los ecologistas “convoyes de la muerte”. Los vecinos de esos municipios, por orden alfabético, desde Albacete a Zafra de Záncara, no han sido siquiera consultados, ha sido absolutamente ignorados o les han ocultado que en los próximos sesenta años podrían tener cerca un peligro potencial muy elevado.

¿Por qué sucede todo esto? Recordemos que la construcción del cementerio nuclear centralizado, como el propuesto para Villar de Cañas en Cuenca donde irían a enterrarse todos los residuos nucleares de España, supone una inversión del Estado de unos mil millones de euros mientras que cada central podría albergar su propio almacén por veinte millones.

Estamos demasiado acostumbrados a los pellizcos o los arreglos en las grandes obras. Algunos aparecen con el tiempo cuando los proyectos llevan ya muchos años ejecutados. En Castilla-La Mancha preferimos seguir disfrutando de rutas como la del Quijote a enfrentarnos, sin defensa alguna, con las peligrosas rutas de la basura nuclear.

elObservadorDCLM