Repunta la criminalidad en Guadalajara

Las noticias sobre delincuencia en la provincia de Guadalajara por desgracia se han convertido en una constante que sacude cada semana a los pueblos y a la capital, sin dar signos de desvanecerse. La quema de un contenedor se podría catalogar como un caso aislado si se tratara de un episodio puntual, pero cuando se cuentan por decenas y además se extienden en el tiempo, las responsabilidades trascienden al propio acto violento y apuntan en muchas direcciones.

Guadalajara es la novena provincia en el ranking con menor densidad de población. Por cada km² viven 21 personas. Sin duda esta podría ser la excusa perfecta para el Gobierno de Mariano Rajoy para reducir el número de efectivos dedicados a la seguridad de los ciudadanos, pero este dato solo demuestra la despoblación del mundo rural y su desprotección.

La crisis ha sido otro de los clavos ardiendo a los que se ha agarrado el ejecutivo central para recortar en medios humanos. Esto ha derivado en un repunte de la criminalidad que tiene su respuesta en los números pero también en las historias de los pueblos, que narran a diario robos en domicilios y naves.

Recientemente se ha informado también del centenar de trasteros que han sido desvalijados en Guadalajara capital y Corredor del Henares. Como decíamos en el caso de los contenedores, el robo en un trastero se convierte en algo casi anecdótico pero si asciende la cifra a un centenar, durante ese goteo diario alguien no está haciendo bien su trabajo o faltan medios para combatir esa delincuencia. Guadalajara no es Nueva York, tiene 83.633 habitantes.

Pero vamos a los datos, a la página del Ministerio del Interior para traducir en números la sensación de inseguridad que se respira en la provincia. Para ello hemos observado el informe sobre criminalidad entre los años 2011 y 2017, y de éste se extraen evidentes conclusiones. En cuanto a la derivada de robos con fuerza en domicilios, Guadalajara registró en 2017, 969 robos con fuerza en domicilio, lo que supone un 31,47% más que en 2011. En el caso de los robos con intimidación la cantidad vuelve a niveles de 2011, con 182 casos registrados. Igual pasa en el tráfico de drogas en el que también se ha retrocedido con casi 40 actuaciones contabilizadas.

Otras cifra que llama la atención es el repunte en 2016 de las sustracciones de vehículos, que se situaron al nivel de 2012, con hasta 314 robos. Pero sin duda el indicador más descriptivo es el número de homicidios. Hemos pasado de no resgitrar ninguno en 2011, a seis homicidos en 2016 y tres en 2017.

Sin duda la criminalidad tiene una fuerte carga de improvisación y eventualidad, tanta como su capacidad de predecir y perseguir. Solo la dedicación de más efectivos de seguridad puede combatir estos números que ponen blanco sobre negro la merma y falta de medios que la provincia viene experimentando con los gobiernos de Mariano Rajoy. Se recorta en dotación económica, y no se reponen las plazas del personal de los cuerpos de seguridad que se jubilan.

DCLM