PSOE, 137 años después

Desde que un grupo de intelectuales y obreros se reunieran un 2 de mayo de 1987, de forma clandestina, en la Taberna Casa Labra, en la Puerta del Sol de Madrid, han pasado 137 años. Preocupados por la desigualdad y explotación que trajo la revolución industrial, fundaron un partido que representara y defendiera las inquietudes de una sociedad maltratada injustamente. El PSOE es algo más que un partido, es una forma de entender la convivencia, es una forma de entender las relaciones entre los distintos sectores de la sociedad.

Han pasado muchos años. Las circunstancias han cambiado, -para bien-, en muchos aspectos. No se vive igual que entonces. La sociedad progresa gracias, entre otras cosas, a que existen movimientos progresistas que saben luchar contra las injusticias y las desigualdades. Y si entonces, hace más de un siglo, hubo que crear una institución que luchara por combatir la explotación de la revolución industrial, hoy hace falta con el mismo entusiasmo que entonces, una organización que ponga freno al recorrido, al camino, por el que algunos quieren sacarnos de la crisis.

La crisis no la han provocado las clases medias y trabajadoras, pero si han sido las que han pagado sus consecuencias; las que han sufrido y están sufriendo el azote de la crisis. Y, ¿por qué se produce este fenómeno? Muy sencillo: porque los que provocaron la crisis con movimientos especulativos, por motivaciones de riqueza y abuso de poder, son los mismos que han tratado de sacarnos de ella. La conclusión es muy clara: La salida de la crisis está siendo tan dañina, o más, que la propia crisis, porque son los mismos los que la provocaron que los que la han gestionado.

La revolución industrial no fue mala, lo fue el método de gestionarla y sus consecuencias sobre la clase trabajadora. Es el paralelismo de hoy, siglo XXI, con lo ocurrido en el siglo XIX. Es el mismo enfoque que debe dar la política contra la injusticia y la desigualdad de hoy. Es el PSOE de hace 137 años, el que tiene la obligación de protagonizar esta difícil tarea. No es fácil, pero es inexcusable. Yo apelo desde esta humilde tribuna a que tenga la misma visión, la misma valentía, y la misma honestidad intelectual y moral, que aquellos que decidieron fundar en Casa Labra la organización política más decisiva para el bienestar social.


Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com