CGPJ: Cuidado con quien habla de poner las cosas en orden

No hay mejor definición de lo que está haciendo la derecha en relación al CGPJ, que la que ha dado Isabel Rodríguez, portavoz del PSOE, cuando ha manifestado en una entrevista que el PP se encuentra en situación de “rebeldía constitucional” por impedir la renovación del órgano de Gobierno de los jueces.

Aun así los populares se permiten el lujo de decir que no renuevan el CGPJ para “protegerlo del Gobierno de Pedro Sánchez”, que no es ni más ni menos que el Gobierno elegido democráticamente por la soberanía popular. Para los duros de “mollera” elegido por la inmensa mayoría del pueblo español.

Sin embargo una vez más la derecha vuelve a sacar su lamentable espíritu “maternal” pero no de madre sino de “madrastra de Blancanieves”, como si fueran los salvadores de la patria, los únicos que aman al pueblo a pesar de que el pueblo les gritó muy alto en las urnas que no querían sus cuidados.

La derecha sigue utilizando las herramientas Goebelianas de “repite muchas veces una mentira para que se haga realidad” olvidando los principios de Ghandi “por mucho que se repita una mentira nunca se hará realidad” y olvidando la recomendación hecha por Bruselas de que está bien modificar las normas de elección de los jueces del CGPJ, “pero antes hay que renovarlo”, porque es evidente que para empezar a hablar hay que aceptar y respetar las normas vigentes del juego y a partir de ahí comenzar a hablar de cambiar el sistema de elección de los jueces.

El PP, viene reiterando su deseo de modificar las normas de elección de los jueces del CGPJ desde 2011, cuando ya lo propuso en su campaña electoral, pero cuando ganó las elecciones con mayoría absoluta no lo hizo ¿por qué? Lo pasó por lo alto, renovó el Consejo en 2013 y siguió adelante con un ministro de Justicia convertido en el primer ministro reprobado por el Pleno del Congreso de los Diputados.

Rafael Catalá es el primer ministro de la democracia reprobado por el pleno del Congreso, José Manuel Maza el primer fiscal general del Estado reprobado por la Cámara y Manuel Moix el primer fiscal jefe Anticorrupción rechazado por el Parlamento. Los tres son acusados de entorpecer la investigación de casos de corrupción bajo el Gobierno del PP con Mariano Rajoy.

Todos los grupos parlamentarios, salvo el PP, consideraron que el ministro de Justicia, el fiscal general del Estado y el fiscal jefe Anticorrupción habían  tomado decisiones para “obstaculizar la acción de la Justicia en las causas judiciales por delitos relacionados con la corrupción”, según consta en la moción del PSOE aprobada el 16 de mayo de 2017,  por 207 votos a favor y 134 en contra.

Un año más tarde Pablo Casado y Pedro Sánchez firman un acuerdo para la renovación del Consejo, pero lamentablemente se filtró un mensaje del portavoz del PP en el Senado (Ignacio Cosidó) enviado a todos los senadores populares, en el que afirmaba que con el pacto “el PP podría controlar la Sala Segunda del Supremo por la puerta de atrás”. La Sala Segunda es la encargada de sacar adelante los temas penales, y por ende los de corrupción, en un momento en el que el PP fue sentenciado por corrupción.

Cuando esta información llegó al candidato a presidente propuesto (Marchena) este renunció y así comenzó esta guerra.

Pero hoy es Feijóo el que quiere cuidar al Poder Judicial frente al Gobierno de Pedro Sánchez que lo único que pretende es que se renueve el CGPJ siguiendo las normas vigentes aunque lleve un retraso de más de cuatro años, impuesto por el propio PP.

Feijóo quiere “cuidar España”, “cuidar el Poder Judicial” y “cuidar la Constitución”, pero todo eso lo hace incumpliendo el articulado de la norma por excelencia de nuestro país. El vértice de la pirámide jurídica, la propia Constitución Española de 1978 que ordenó hace más de cuatro años la renovación del CGPJ.

Por eso cuando una ve este tipo de comportamientos no puede olvidar la célebre frase de Diderot: “Cuidado con quien habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden, siempre significa ponerlas bajo su control”, porque eso de que “sean los jueces los que elijan a los jueces…” que dice el PP, me suena a que luego venga “que sean los políticos los que elijan a los políticos…” y con ello el fin de la soberanía popular y también de la democracia.

P. Moratilla