La mona que pinta Paco Núñez

Pintar monas o cinismo político. Son las dos suposiciones que se planteaba la consejera portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, sobre el trabajo que realiza Paco Núñez, el presidente del Partido Popular en nuestra región.

Al contrario de lo que suelen hacer cada día los portavoces del partido de Núñez, no es habitual que un responsable político de la Junta se refiera con esta dureza a un adversario político, pero esta vez el PP de nuestra región tiene difícil encontrar a alguien que lo defienda. 

Tras una lucha de muchos años, el gobierno de la región ha conseguido que el ejecutivo central ponga un límite al agua que cada mes se trasvasa desde los embalses de cabecera del Tajo para los regadíos de Murcia y Levante. Ha sido una batalla titánica, durante años infructuosa mientras contemplábamos la muerte segura del río más largo de la península ibérica, las espumas a su paso por Toledo, su ecosistema convertido en una cloaca. Un atentado ecológico que no nos permitía disfrutar del agua del Tajo, que empeora con el cambio climático y al que había que sucumbir en favor del negocio insostenible de una huerta que iba creciendo mientras el sindicato de regantes se negaba a utilizar el agua desalada. Querían más y más agua del Tajo y ahí estaba el Partido Popular para entregársela, a cambio de votos. O a cambio de un negocio muy lucrativo que parece ser el único ideario político conservador en España. 

Por fin, con los actuales gobiernos del PSOE en España y en Castilla-La Mancha, se ha conseguido reducir la ingente cantidad de agua que debía derivarse obligatoriamente cada mes para cumplir el Memorándum firmado por los barones del PP durante el gobierno de Rajoy, con el apoyo o la traición de Cospedal a Castilla-La Mancha.

Y ahora, el PP vuelve a insistir en volver a aquellos insoportables trasvases de 38 hectómetros cúbicos mensuales, en sus enmiendas presentadas a los Presupuestos Generales del Estado. 

También reclama el PP nacional, otra vez, dinero para la construcción del cementerio nuclear en Villar de Cañas, en Cuenca. 

¡Ya está bien de cementerio nuclear, señores del PP! No lo queremos en Castilla-La Mancha, que les quede muy claro. Su insistencia hace sospechar que alguien quiere hacer negocio con la instalación de un basurero en nuestra tierra y eso no podemos consentirlo. Y, aunque no se trate de un simple negocio: no lo queremos, ni en Cuenca ni en ninguna provincia de nuestra región.

El presidente del PP en Castilla-La Mancha calla y otorga en ambos temas. No sabemos si pinta monas o pinta cinismo, lo que sí parece muy claro es que en el PP la región no tenemos a nadie que nos defienda. Entonces: ¿para qué están ahí?, ¿para qué recibieron los votos de los castellano-manchegos? ¿Qué mona pinta Paco Núñez?

elObservadorDCLM