El cuarto café

Rechacé tres proposiciones pero la cuarta era la mía y acepté. Tuve suerte porque a los tres que entraron primero no les fue muy bien, uno cayó enfermo, el otro sufrió un accidente de tráfico y al tercero le detectaron una malformación genética que, según dicen, le trae por calle de la amargura. El cuatro es mi número, nací un día cuatro, me casé el cuatro de abril, tengo cuatro hijos y un cuatro por cuatro. Le expliqué a mi compañera de trabajo que el cuatro es el primer número compuesto pero eso es lo de menos, dije, porque es mi número de la suerte, una vez gané cien euros a los ciegos y ¿en qué acababa el número? En dos cuatros, mira Angélica, en el 4 está el origen del Universo, todo lo que existe forma parte del 4 que contiene en sí mismo la materia y la antimateria; el 4 es la cuarta dimensión, el tiempo que es Dios, el principio y el fin y por eso está presente en todo y el todo es el 4 igual que todo forma parte del 4, no se si me explico.

Angélica me miró fijamente y me dijo: “tu estás pirado, Paco”. Mira, yo soy del tres. Verás, me importa tres pimientos tu puta manía por el cuatro y me importan tres rábanos todos los putos chiflados que pillan un antojo y hacen de él el centro de su vida, me importan tres cominos el principio y el fin, el tiempo que no existe y Dios, que tampoco. Este es mi tercer café de la mañana, el primero lo he tomado con Fran que se pasa el día llorando, el segundo con Manu que me tira los tejos y es un guarro y ahora tu que parecías normal me sales con esta gilipollez del cuatro.

Rosi