La afición de mis riñones por la alcachofera

A mis riñones les encanta la alcachofera. No se de dónde han sacado esta afición, se me ocurre que tal vez se trate de algo hereditario, un gusto amargo y sin carácter que me recrimina el paladar, dicho de otra forma, a mi no me gusta la alcachofera pero a mis riñones parece que les fascina. No descarto tampoco que reclamen dietas detox, ricas en potasio, magnesio, hierro, fósforo, flavonoides, cinarina, inulina y mucílagos porque a mis riñones les va el postureo de lo diurético. Me dijo mi vecina, hablando del tiempo, que conviene hacer caso a los ciertos órganos internos (los externos están en las catedrales) como pulmones, hígado y riñones porque en una hora son capaces de filtrar 300 litros de sangre: ¡trescientos! ¡más de siete mil litros diarios! de forma que reclaman apoyo de operarios, plantas que nos regala la Naturaleza como la alcachofa, el diente de león, los arándanos, el perejil y el cardo mariano que así, en minúsculas, no es una alusión a un presidente poco o nada digestivo o hepatoprotector. Me dijo también mi vecina que la alcachofera aporta vitaminas del grupo B y que, junto al danacol, es ideal para reducir el colesterol LDL, o sea el malo que sumado al bueno y a los triglicéridos divididos por cinco representan la suma del colesterol total, una grasa responsable nada menos y entre otras cosas de nuestras hormonas sexuales, dijo, la testosterona, la progesterona, o los estrógenos. Yo seguía con lo mío para no intimar más de lo necesario y le dije, a fuer de parecer redundante, que estaba alucinado de la afición que mis riñones le habían cogido a la alcachofera.

Kimi