El relevo en el PP tras la crisis del coronavirus

Después del coronavirus, el Partido Popular va a verse obligado a cambiar de estrategia política y probablemente de líderes. La apuesta de Aznar por retomar en la sombra las riendas del PP, moviendo los hilos de Casado, no está dando los resultados esperados por los que necesitan a un partido conservador en España que ofrezca una buena imagen, una formación sólida que arrastre además los votos de quienes piensan que un partido de derechas es capaz de mejorar la situación política y económica en nuestro país. La gestión de la crisis del coronavirus por los partidos de la derecha no ha podido resultar más nefasta debido a su obvia estrategia de utilizar la pandemia y el dolor de tantas personas con fines políticos. Mientras líderes de la oposición de toda Europa ofrecían a sus gobiernos unidad real en una lucha que es de todos, PP y Vox  han mostrado un lamentable espectáculo.

Quienes necesitan a un partido liberal conservador de centro derecha para asentar y mejorar sus posiciones, no están nada contentos con un invento que pudo servir para salir de la enorme crisis de la corrupción y la caída del Gobierno de Mariano Rajoy, pero que ahora se ha convertido en un tremendo fracaso tras el fiasco de Albert Rivera y la indecisión de Casado, con y sin barba, para competir con el centro izquierda o con Vox. Esa tercera pata del invento de Aznar, Vox, ha servido como se pretendía para aglutinar los votos del pensamiento más ultra del PP, pero tampoco sirve ya a los intereses de quienes necesitan un escenario de estabilidad donde no cabe el extremismo ultramontano de los de Abascal. 

El único aspecto positivo del engendro de Aznar fue sumar en comunidades importantes como Andalucía y Madrid, lo que logró parar la sangría de votos del PP diversificando en tres el partido. También pudo haber tenido éxito, en un principio, su labor de acoso y derribo a un gobierno que defiende una España más social y que ahora mismo, tras la crisis, no solo resultará una buena noticia para la mayoría sino una necesidad para la recuperación de la actividad en el país.

Ese conglomerado, basado en la dureza de acción impulsada por Aznar y su pacto con varias cabeceras de comunicación madrileñas, reclama, cuando no un golpe de Estado, un cambio de Gobierno tras la crisis y seguramente la convocatoria prematura de elecciones que se convertirá pronto en otra de sus previsibles acciones acusando de mala gestión al Gobierno de Pedro Sánchez.

Pero lo que ya se temen, sin embargo, es que sus jefes estén pensando en otra cosa: un relevo en el PP que sea capaz de aglutinar otra vez los votos de la derecha, con Cs y Vox en la irrelevancia. Por ello, lo más probable es que el propio Aznar aconseje ahora la participación del PP en los pactos para la reconstrucción de España a ver si así salva un poco los muebles de su particular naufragio.

elObservadorDCLM