Crónica del encuentro del G7 para millennials

Imaginad a siete miembros de la nobleza venidos a menos, a los que ya solo queda un glorioso apellido y la absurda idea de sentirse imprescindibles para el devenir de las cosas. Esto es en realidad una cumbre del G7, una reunión de viejas glorias que creen que nada ha cambiado desde que decidieron constituir el club allá por el año 1973.

Dicen ser los siete países más importantes del planeta pero según las estadísticas del FMI, una de sus instituciones subalternas, ninguno de ellos está entre los diez países de mayor renta per cápita. En otras estadísticas oficiales de esta variable económica, Estados Unidos, la gran superpotencia, ocupa el séptimo puesto, Alemania el decimosexto, Canadá el decimoséptimo, Francia el decimonoveno, Reino Unido el veintiuno, Japón el veinticuatro, Italia el veintiséis y España, la invitada de Macrón, el puesto treinta. Si tenemos en cuenta el PIB, el G7 se olvida de China, segunda potencia mundial y a un paso de desbancar a Estados Unidos, y de India, que ocupa el séptimo puesto de países más ricos según su PIB. Y si consideramos el peso político de los países en el nuevo orden mundial habría que considerar como muy relevantes a China y Rusia.

En plena guerra fría, el G7 tenía el sentido de conformar una alianza de países con un posicionamiento estructural similar y sin barreras ideológicas para coordinar sus políticas hacia la consecución de objetivos comunes. De aquello ya no queda nada. Basta con leer el comunicado oficial de esta cumbre y compararlo con la realidad. Mientras “Subrayan su gran unidad y el espíritu positivo de los debates”, lo cierto es que Estados Unidos impone aranceles a medio mundo, incluso a quienes dice considerar aliados, Reino Unido está a punto de desvincularse unilateralmente de la UE, Italia podría seguir sus pasos si Salvini acrecienta su poder en el futuro gobierno italiano, Japón vulnera los acuerdos internacionales de pesca, y todos ellos incumplen los acuerdos internacionales para frenar el cambio climático. Incluso Macrón, el anfitrión de esta última cumbre, mueve los hilos para desbancar a Alemania como primera potencia al frente de la UE.

Mientras estas viejas glorias se reúnen y se hacen fotos, el planeta arde por los cuatro costados (Siberia, Amazonia, Europa…), otra recesión económica sobrevuela nuestras vidas sin que nos hayamos recuperado de la anterior y la humanidad vive quizá el mayor éxodo conocido. Para la Amazonía, el G7 ha dispuesto un fondo de 20 millones cuando solo Leonardo Di Caprio ha donado 5 millones, para la recesión no hay otra respuesta que aranceles y recortes públicos y para la migración solo hay muros, concertinas y acuerdos económicos con estados fallidos que no respetan los derechos humanos.