Rachel Corrie: "Estoy aquí porque me importa" / Paloma Moratilla

No fue un capricho, su vida y su educación le mostraron el camino. Tenía que aproximarse para ayudar, abrazar y defender a los más necesitados. Con tan solo 8 años Rachel hizo un discurso que podría haber sido pronunciado el mismo día en el que murió, tan solo 15 años después: “Estoy aquí por otros niños. Estoy aquí porque me importa. Estoy aquí porque niños de todas partes están sufriendo, porque 40.000 personas mueren cada día de hambre…Debemos entender que estas muertes pueden evitarse…Mi sueño es dar a los pobres otra oportunidad”.

Su camino se levantó por los aires, empujado por un bulldozer israelí y aun así luchó contra los montones de tierra mientras alzaba los brazos y gritaba para que aquella apisonadora detuviera su marcha. Todo ello ocurría delante del hogar de un farmacéutico donde vivía con su esposa y sus dos hijos. El conductor de aquella máquina no se paró a pensar, simplemente avanzó dando cumplimiento a una orden, de haber estado presente Gandhi en aquel momento, le hubiera recordado que cuando una ley es injusta lo correcto es desobedecer, pero hasta para desobedecer y entender lo correcto, hay que tener un mínimo de cerebro. Esto explica un comportamiento irracional y salvaje.

Cuando el bulldozer levantó la tierra bajo los pies de Rachel, ella escaló los terrones de arena para colocarse sobre el montón mientras seguía agitando sus brazos cubiertos con una tela reflectante imposible de pasar desapercibida y siguió haciéndolo mientras sus pies se lo permitieron. Sus compañeros hacían señas y gritaban con megáfonos suplicando al conductor que paralizara la marcha del vehículo, hasta que empujada por la pala cayó al suelo. Aquella mole metálica de casi 105.000 kilos de peso pasó por encima de Rachel. Fue en ese justo momento cuando el conductor detuvo la máquina para poner la marcha atrás y volver a pasar por encima de ella de nuevo.

Era el 16 de marzo de 2003. ¿Qué mente enferma y obtusa es capaz de ejecutar esa maniobra? ¿Qué daño le había infringido al mundo aquella joven que tan solo defendía la paz del hogar familiar? ¿Qué inmisericordia maligna cuajó de odio aquella acción? ¿Cómo mirar con recelo aquellos ojos azules dominados por una mente lúcida, que buscaban sin resultado la mirada de quien no tenía la esencia de un ser humano? Miles de preguntas se alzaron en aquel momento y de ellas aún resuena su eco.

Su cuerpo sin vida quedó en el campo de batalla. La misma superficie en la que cada día se masacran niños, se violan mujeres y se fusilan hombres. Esa misma tierra que acoge una guerra sin cuartel entre la población civil. Escuelas rodeadas de sirenas que alertan del peligro. Niños sin juguetes ni libros, condenados a una muerte segura a la menor distracción. Un territorio repoblado por una infancia sin infancia, sin más juego que la defensa en la guerra, ni más conversación con el exterior que los ruidos de las balas. En un lugar en el que no hay más oxigeno que el que se desprende de la violencia. De todo esto les intentaba defender Rachel y por esta causa entregó su vida.

Amnistía Internacional denunció que el ejército israelí había demolido más de 3000 hogares palestinos, así como extensas zonas de tierra agrícola, propiedades públicas y privadas sin que hasta el momento existiera ninguna investigación.

Nueve años después (2012) la Corte Civil israelí dictaminó que su muerte fue un accidente del que solo ella fue responsable, absolviendo a las Fuerzas de Defensa de Israel de cualquier delito. Según la sentencia “la misión de las FDI el día del incidente era únicamente limpiar el terreno” y esta orden no incluía la demolición de ninguna casa.

Cuando se han cumplido 15 años de la muerte de Rachel, la franja de Gaza sigue en las mismas o peores condiciones de vida, pero su muerte no fue en vano. Rachel es “la princesa de Gaza”, la americana que dejó su vida buscando la Paz. La misma que da nombre a ese buque mercante Irlandés convertido hoy en barco de ayuda humanitaria para los palestinos, al que esperan cada día con ilusión los niños de la franja porque es el oxígeno limpio de violencia y lleno de solidaridad que les llega desde fuera. Es la herencia que les dejó Rachel; la joven princesa que murió intentando hacer realidad su sueño…

P. Moratilla

Reflexiones ante la obra de Teo Puebla "MEMORIA Y GRATITUD" (10/14)  

Aviso al Lector: El Diario de Castilla-La Mancha acerca cada sábado a los lectores la obra del pintor toledano Teo Puebla, perteneciente a su próxima exposición titulada MEMORIA Y GRATITUD