Los sonidos de El Hito

El martilleo continuo y constante puede dañar oídos y, sobre todo, estados de ánimo.

Pero es que a eso habría que llamarle de otra manera. No música, porque según su definición la música es  el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo.
Ahora que está tan de moda la musicoterapia, podemos comprobar con facilidad que no hay nada más desagradable que escuchar un sonido que no nos agrada, que se agudiza si es repetitivo y prolongado en el tiempo. ¿Cómo escuchar el flamenco si no se es amante del flamenco? y lo mismo podríamos decir de la ópera, el jazz, o la música techno.

Hay sonidos que llegan al corazón y eso les hace diferentes aunque materialmente puedan ser aburridos o repetitivos, y si no que les pregunten a los tambores de Tobarra, o a los cencerros de la Endiablada en Almonacid del Marquesado. Hay lugares que saben guardar los sonidos, y los paisajes como es el caso de El Hito, en Cuenca, famoso por su laguna y protegido por la UNESCO como Biosfera de la Mancha Húmeda y Zona de Especial protección para las Aves e incluso Reserva Natural, donde también se celebra la ancestral Endiablada
Tal vez el coexistir con la naturaleza y las aves, ha dotado a sus gentes de ese carisma tranquilo y pacífico que sabe guardar conocimientos y belleza. Capaces de mantener sus fiestas tradicionales durante siglos y siglos, como sus danzantes. Tal vez el cambio climático, la hospitalidad de los hiteños, los danzantes, los rolletes, los cencerros o la algarabía de la fiesta, son las causas de que las grullas que viven en su laguna, viajen cada vez menos a África y se mantengan en el Hito todo el invierno.

Lo que sí es triste, es que las noticias que hablan de este pequeño pueblo de 173 habitantes, vengan acompañadas del peligro para su laguna, por la posible instalación cercana de un cementerio nuclear, porque ese ruido, si  hace peligrar sus sonidos.

P. Moratilla

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