BARBATE. Valientes. Marlaska y la viuda, pero sobre todo David y Miguel Ángel

De nada le sirve ya a Miguel Ángel, ni a David, ni tampoco a sus familiares, las discrepancias sobre la efectividad de la operación realizada aquella noche en Barbate, aunque algunos altos mandos de la Guardia Civil, se preguntan por qué fue así. Cuál fue la razón para que una simple barca de goma, de 4 metros, y algo más de 500 kilos de peso, se acercara a identificar a los miembros de una narcolancha, de 14 metros, 5.000 kilos de peso y 3 o 4 motores fuera borda, que llevaba ya varios días atracada en el puerto de Barbate, mientras las patrulleras de la Guardia Civil se encontraban fuera de servicio. Si habían estado allí ya dos o tres días ¿por qué en aquel momento?

Tal vez las críticas de la sociedad civil, viendo cada mañana a los narcotraficantes atracados en el puerto, impulsaron a David y a Miguel Ángel y a sus compañeros a pedirles la identificación.

De nada sirve prometer más y mejores herramientas. De nada sirve lamentar los hechos, cuando hay dos familias inmersas en una tristeza infinita, de la que tardarán mucho tiempo en salir para ver luz.

Al ver las noticias, uno intenta colocarse en el lugar del otro ¿Qué hubiera hecho yo de haber sido ministro de Interior? ¿Habría ido al entierro? ¿He hecho todo lo que he podido? ¿A qué me voy a enfrentar, aunque personalmente no tenga la culpa de este cruel asesinato?

Por el otro lado ¿Qué harías tú en el caso de que un familiar tuyo hubiera muerto en esas circunstancias, al ver aparecer al ministro con una medalla en la mano, seguido de un séquito de fotógrafos y periodistas?

Marlaska entro en la capilla ardiente de David, en Pamplona, y su esposa le mandó literalmente “a tomar por culo”, según cuentan los testigos, además de echarle de allí, para impedir con todos sus medios que el ministro colocara la medalla al mérito en el ataúd del fallecido.

Marlaska, entendió en mensaje y abandonó la capilla ardiente, mientras un compañero de David depositaba la medalla sobre su féretro.

Es lógica la reacción de la viuda, como es lógica la del ministro, porque no estar allí, hubiera significado esconder la cabeza debajo del ala. Ir tenía un precio, a todas luces lógico, independientemente de las verdades y las realidades que giren en torno a los medios de la Guardia Civil en la provincia de Cádiz, para su lucha contra el narcotráfico. Algo que debería conocer a la perfección Grande Marlaska, a la sazón diputado por Cádiz.

Lamentablemente todo se politiza en nuestro tiempo, hasta la muerte de dos inocentes en acto de servicio.

La otra víctima de los narcotraficantes, Miguel Ángel. Gaditano de nacimiento, realizó las prácticas en el Puerto de Tarifa y estuvo destinado en el Puesto de la Guardia Civil de Mondéjar (Guadalajara). Allí realizó su curso de GEAS y paso hace tan solo  un año al Grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil en Algeciras.

Hasta hace menos de un año, Miguel Ángel era un castellano-manchego más. Hace tan solo tres días fue uno de los protagonistas de una lucha de “David contra Goliat”, en la que se puso de manifiesto su valentía y en la que no hay más culpables que unos narcotraficantes sin escrúpulos, sicarios sin ningún respeto por la vida.

El resto… la política sobra…

P. Moratilla