Ángel Arroyo: "Los misterios siempre suelen tener una explicación"

Ángel Arroyo Benito (Guadalajara, 1968) vive actualmente en Alcalá de Henares (Madrid), pero se encuentra muy vinculado con la capital arriacense. No en vano, nació en esta ciudad, donde estudió Primaria, Secundaria y Bachillerato. Posteriormente, se licenció en Ciencias Biológicas en la universidad alcalaína, por lo que este autor presenta una mentalidad empírica y analítica evidente. Esta circunstancia le facilita su labor como experto en fenómenos extraños caracenses. Siempre los analiza desde un punto de vista experimental y/o histórico. Bajo este compromiso, hace unos meses salía a la calle su primer libro, «Prodigios y Misterios de la provincia de Guadalajara», en el repasa aquellos acontecimientos inexplicables acaecidos en el espació alcarreño. Lo hace desde una perspectiva científica y didáctica, repasando desde apariciones marianas a historias de fantasmas, pasando por casos de «platillos volantes», entre otros asuntos. Un trabajo interesante que, desde dclm.es, anhelamos poner en valor. Por ello, hemos conversado con este investigador. ¡No te pierdas la charla!

¿Cómo definirías el concepto misterio?

Es todo aquello que desconocemos total o parcialmente, y no sabemos darle una explicación lógica o científica. Normalmente, cuando se habla del mundo del misterio, se tratan temas relacionados con las creencias, las leyendas, los extraterrestres, la parapsicología, las ciencias ocultas, y multitud de temas afines divulgados –sobre todo– en libros y prensa sensacionalista, donde prima el desconocimiento y la falta de rigor. Sin embargo, existen honradas excepciones, como la revista digital gratuita «El Ojo Crítico» o el podcast «El Dragón Invisible», de Radio Castilla–La Mancha, que siempre recomiendo. Afortunadamente, siempre hay sucesos y experiencias de difícil explicación, que hace que el gusanillo de la curiosidad siempre esté vivo.

¿Qué tipos de leyendas existen en Guadalajara y en Castilla-La Mancha?

Al igual que en toda España, tenemos infinidad de relatos legendarios de todo tipo. En nuestra tierra, predominan las leyendas castellanas, relacionadas mayoritariamente con sucesos históricos. Entre ellas, destacan aquellas que se centran en fantasmas de reinas árabes en lugares encantados –como lagunas o castillos–; en duendes y trasgos; en brujas perseguidas por la Inquisición; o en vírgenes aparecidas a unos pastores...

¿Cómo surgió la idea de hacer el libro sobre los sucesos mistéricos de Guadalajara?

Desde pequeño siempre me han llamado la atención el mundo del misterio, ya sea a través de la televisión –con el doctor Jiménez del Oso–, o con los libros de Juan José Benítez. Cualquier noticia curiosa o misteriosa que tuviera relación con Guadalajara, la iba guardando. Con el paso de los años, el volumen de información era muy grande, y para evitar que se perdiera, siempre quise recopilarla de alguna forma. El libro «Prodigios y misterios de la provincia de Guadalajara» es producto del esfuerzo de muchos años de recopilación de datos para evitar que quedaran en el olvido, porque el misterio es parte de nuestra identidad local y de nuestro acervo cultural.

¿Qué misterios de Guadalajara destacarías?

Quizá por mi afición al fenómeno «OVNI», tengo especial predilección por los «prodigios celestes» que fueron vistos por nuestros vecinos desde la Edad Media. Se trataron de fenómenos aéreos, cometas o meteoritos que cruzaron nuestros cielos hace siglos, y que fueron tomados como un signo divino profético de futuras desgracias, guerras y calamidades. Hoy en día, hubiéramos dicho que eran «platillos volantes». Si tuviera que elegir uno, sería la cruz que bajó del cielo en 1414, a la vista de todos los ciudadanos de Guadalajara, y que se posó encima de la cabeza de un religioso que hacía las rogativas para que cesara la sequía. Tras desaparecer la cruz, empezó a llover copiosamente…

Este tipo de sucesos, ¿suelen tener una explicación histórica y/o científica?

La mayoría, si son investigados y documentados con rigor, tienen su explicación, pues nada ocurre porque sí. Un misterio seguirá siendo un misterio, hasta que deja de serlo.