DIVERTIMENTO: SEDICIÓN HASTA EN LA SOPA

Cinco situaciones en la vida que se condicionan por una excusa absolutamente ajena a la realidad. Se trata en todos los casos de desviar y de llamar la atención. La burla de un surrealismo que supera con creces a la ficción.

1.- En la Pelu

Por fin tuve un hueco para ir a la pelu, no sabía si darme unas mechas o ponerme más rubia porque los tintes, aunque fueran vegetales me provocaban una pérdida de fortaleza en mi cabello y luego no me encontraba con un pelo ni liso, ni con mis rizos de siempre. Marta me dijo que debía esperar media hora porque estaba a tope y porque Loli se había marchado. Me llevé un buen disgusto porque Loli es la que mejor trata los tintes, con diferencia. ¿Y qué ha pasado con Loli?, le pregunté a Marta. Pues nada, el otro día me dijo que no pensaba volver a trabajar hasta que el gobierno no renunciara a rebajar las penas por sedición y me dejó plantada. Pues vaya plan hija. Ya ves. Mejor que se haya ido. 

2.- Mi novio Floro

Mi novio Floro se había comprado un coche híbrido. Fuimos a probarlo a Valencia y nos metimos en un circuito porque conocía al gerente, un tal Felipe del que me hablaba mucho, Felipe por aquí, ya verás que tipo tan amable, seguro que te deja dar un par de vueltas. La verdad es que el coche está muy bien porque se va recargando por la carretera. Lo que no tenía yo muy claro era mi futuro con Floro, llevábamos ya tres años viviendo juntos dando largas, aunque yo le conocía bastante bien y sabía que estaba tramando algo: sospechaba que nuestro viaje a Valencia no sería solo para probar el coche en el circuito de su amigo Felipe. Me dijo que me arreglara bien, que me pusiera guapa, me llevó a cenar a un peruano de fusión y a la hora del postre me dijo que si yo estaba de acuerdo su intención era que nos casáramos en cuanto el gobierno renunciara a modificar la Ley de Sedición y que él no iba a unirse en matrimonio mientras otros quisieran romper España en pedazos. Floro ya no es mi novio y cuando su híbrido se carga por la carretera, tengo la enorme satisfacción de no ir a su lado, de copilota.

3.- Mi partido de tenis

Quedamos en la pista a las diez de la mañana con la intención de jugar una hora y un poco más si no venía nadie. Últimamente los precios de las pistas han subido como casi todo y aprovechamos el tiempo que podemos, en plan ratas. Me divertía mucho jugar con Loli porque ha conseguido dominar la técnica y me en encanta cómo se desplaza por la pista, intuitiva, rápida y eficaz. En este mundo del tenis es difícil encontrar contrincantes que tengan un nivel de juego similar, un día gana una y otro, la otra. El martes iba ganando yo en el primer set 5-3 y en uno de sus golpes planos rompió cuerdas. Loli solo tiene una raqueta porque se niega a comprarse otra ahora que han subido a 260 pavos. Bueno, pues si quieres, le dije, juega con esta raqueta mía y terminamos el partido, aunque yo tengo una presión más baja que la tuya y puede que lo notes bastante en el golpeo. Luego, cuando acabemos puedes dejar tu raqueta para que te pongan unas cuerdas nuevas. Loli dijo que no pensaba cambiar las cuerdas de su raqueta hasta que el gobierno no renunciara a modificar el delito de sedición. Gané el segundo set, el partido y me fui a casa, pensativa o más bien alucinada. 

4.- Encuentro en tercera fase

Después de muchos años conseguí tiempo suficiente para pasar una semanita con mi querida tía que vive en Ciudad Real, en el Valle de Alcudia, en una preciosa cabaña llena de verde, de otoño amarillo y de estrellas. Mi tía Clara era la hermana favorita de mi madre, escritora y compositora, fue mi maestra de piano y una de las primeras mujeres que se atrevió a divorciarse en España denunciando los malos tratos de su esposo. Recordaba en el coche su pelo rojo rizado y sus preciosos ojos verdes mientras escuchaba un concierto homenaje a Alexander Desplat. Mi coche empezó a ir cada vez más despacio y no respondía al acelerador hasta que se paró totalmente. Me gusta viajar de noche por carreteras secundarias, pero no me esperaba algo así, pensé que acababa de pasar la Itv y que no tenía sentido que mi coche no arrancara porque era relativamente nuevo. Mi móvil también se había apagado, cesaron todos los ruidos, los grillos dejaron de rascar sus patas. Entonces apareció una luz intensa que salía del interior de la nave que aterrizó a unos 50 metros de mi digital chatarra inservible. Pensé salir corriendo, pero la voz de un viajero del tiempo me pidió calma. Hablé un poco de todo con el extraterrestre, me dio algunos consejos para mejorar mi macrobiótica y mi psicobiota entre ellos que suprimiera el azúcar y los malos pensamientos. Luego me habló de los telómeros y de su planeta donde todo parecía tan maravilloso que le pedí por favor que me llevaran con ellos pero que antes recogieran también a mi tía Clara. Me miró con sus ojos de almendra y me respondió que las evacuaciones del planeta en riesgo de extinción por el cambio climático producido por los humanos empezarían solo cuando el gobierno de Sánchez renunciara a modificar el delito de sedición. Mensaje recibido, mi coche volvió a funcionar y grabé para tiktok la salida de la nave. En el espacio exterior también hay jetas, mucho mejor con mi tía Clarita, en el Valle de Alcudia.

5.- Hasta en la sopa

Me abrigaba todo lo que podía, pero tenía frío sobre todo en las manos y en la punta de la nariz. En mi edificio habían instalado los repartidores de costes en los radiadores, pero había mucha demanda para colocar los reguladores térmicos y algunos vecinos habían pedido también retenedores por lo que se había retrasado mucho el llenado del circuito, en definitiva, que no teníamos calefacción y aunque en la calle no hacía aún mucho frío, en las casas con poco sol como la mía estábamos congelados. Hoy me apetece tomar sopa caliente de cocido, como no tengo mucho tiempo la compro ya hecha, termino de arreglar un poco la sopa y la casa, preparo una mantita y enciendo la televisión para ver otro capítulo de “El gabinete de curiosidades”. Llevo a la mesa un plato hondo, enciendo la tele, pero las imágenes aparecen en medio de mi sopa caliente con fideos. Veo que se acerca Guillermo del Toro diciendo que existen gavetas en lo más profundo de nuestra conciencia donde se concentra la maraña especulativa del ser humano, sépticas justificaciones de sus actos más infectos enmascaradas en pueriles bravuconadas. Luego se revuelve la sopa en unas preciosas visiones góticas y aparece el señor Feijóo asegurando que por fin ha llegado a un acuerdo con el gobierno no solo para renovar el Consejo General del Poder Judicial sino también para apuntalar las políticas más amplias contra el cambio climático y un decidido apoyo a las personas que peor lo están pasando debido a las diversas crisis. Fundido a negro, llegan lechuzas por el horizonte, pueden ser lechuzas o urracas carroñeras en forma de tornado de cuyo oscuro centro emerge la imagen de Ayuso tras haber recibido las indicaciones de los poderes fácticos surgidos de las catacumbas, ¡detente, Feijóo!, grita en mi plato de sopa, ¡abjura de tus melifluas propuestas de consenso! ¿Y qué digo yo ahora?, pregunta el gallego. Di que no saldrá de nuevo el sol en nuestra patria hasta que el chulo reniegue de sus intenciones de reformar la Ley de Sedición y Santas Pascuas, que pareces tonto.

Feijóo tuerce el rostro y se sumerge como un submarinista en mi plato de sopa que, obviamente, arrojo al inodoro. Coloco cuatro candados en la tapa y queda blindado como una Roca.

Gloria Gallas