Novac -Yo- Covid y la Academia de Rafa Nadal

Este principio de año he podido cumplir uno de los sueños de cualquier tenista. Mi familia me regaló un viaje a Baleares y unas clases en la Academia de Rafa Nadal, en Manacor. Cuando he vuelto me he encontrado con la polémica montada en Australia con Novak Djokovic. Para entrar en Baleares tienes que mostrar tu calendario de vacunaciones del Covid, no solo a la compañía aérea sino también para tomarte un café o comer en el interior de un bar y, por supuesto, en la Academia de Nadal donde se respira un ambiente extraordinario que recuerda mucho a la forma de ser del propio Rafa. 

En Australia es necesario demostrar que estás vacunado para entrar en una panadería, para comprar el pan. Son sus normas igual que es obligatorio desde hace años vacunarse contra enfermedades como la malaria para entrar en La India.

El Abierto de Australia es el primero de los cuatro torneos oficiales que forman el Grand Slam de tenis. Se celebra cada mes de enero en la ciudad de Melbourne, en el estado de Victoria donde para entrar es obligatorio estar vacunado contra el Covid. Una portavoz del Gobierno australiano ha dicho a Djokovic que no se trata de “un chantaje”: ”Si eres un tenista internacional o un deportista de cualquier tipo de visita en el país, se te dará la bienvenida en función de tu responsabilidad con la comunidad. Y por eso pedimos a las estrellas internacionales del tenis que cumplan con los mismos requisitos que los residentes de Victoria”.

Djokovic no es muy querido entre los tenistas, ni por el público que asiste a sus partidos. Al serbio le molesta mucho que el público suela estar con sus contrincantes como Nadal, un tenista apreciado y querido en todo el mundo, menos por los seguidores de Vox en España que han decidido estos días apoyar al serbio por defender la libertad de no vacunarse y convertirle así en uno de sus avatares. La verdad es que el serbio debe cumplir las normas igual que el resto de los ciudadanos.

Existe un lugar común entre los tenistas, todos dicen que en la pista se conoce en pocos minutos la forma de ser del contrincante. En años, no digamos y no solo porque el serbio rompa raquetas cuando no le salen bien las cosas. Es algo que se respira en la pista. Esta mañana asistí a una comida de tenistas, al final brindamos por todos los jugadores de tenis del planeta y les deseamos un buen año. Menos a uno. 

En Serbia han iniciado una cruzada en favor de Djokovic, su gran superhéroe. No les importa que pague sus impuestos en Mónaco.

elObservadorDCLM