El dialogo y la infamia

Cuando Pedro Sánchez estuvo al frente del combate contra la pandemia en España, la derecha y su brazo ultra actuaron de la forma más rastrera posible demostrando que su enemigo no era el virus, todo lo contrario: utilizaron cada día, cada minuto la desgracia sanitaria y económica para tratar de obtener un beneficio político.

Esa infamia política y humana demostraba además una tremenda cortedad estratégica ya que cuando el PP, aliado con Ciudadanos y Vox, ha debido tomar las riendas de la gestión de la crisis sus resultados no han sido mejores -todo lo contrario- y han debido recurrir al auxilio del gobierno del Estado al tiempo que han reconocido con la boca pequeña que esta situación requiere del trabajo de todos al margen de las banderías o piraterías políticas.

Ha sido con la boca tan pequeña que aún buscan argumentos para que su infamia no resultara tan evidente. Pero no les importa contradecirse. Hicieron sonar cacerolas contra el estado de alarma y el confinamiento. Ahora gobiernos como el de Madrid se ven obligados a tomar medidas restrictivas y podría decirse, como ellos dijeron, que lo han hecho tarde y mal, que cuando han tenido el timón de la lucha contra una pandemia ya controlada, no han sido capaces de mantenerlo con mano firme.

Una situación similar se dio en Castilla-La Mancha con el Partido Popular plagado de ocurrencias siempre en negativo y ahora un Ciudadanos que pretende convertirse en el adalid del diálogo y la neutralidad entendida como desacreditar a diestro y a siniestro sin mirar la gestión de los gobiernos autonómicos en los que colaboran. Viven en un mar de contradicciones y se atreven a sentenciar. El presidente de Grupo Parlamentario de Cs en CLM, Alejandro Ruiz, asegura que “ve más desbordado a García-Page que a Isabel Díaz Ayuso" con quien gobierna su partido en Madrid.

La realidad cruenta y empecinada del virus impone un poco de cordura de una vez por todas. Y esa unidad tan cacareada y tan falsa.

elObservadorDCLM