Comeartículos y latiguillos, ha titulado

Había advertido la tendencia a iniciar frases dejando desnudo al sustantivo y un amigo me habló de la existencia de (los) “comeartículos”, una mala moda que esperemos no se extienda pues pervierte a nuestra bella lengua y confunde al extranjero que desea aprenderla.

Es frecuente escuchar a personas decir: “Ha entrado en quirófano” o lo que es peor, frases que dan lugar a equívocos como la del comentarista deportivo que aseguraba: “…despejó con cabeza”. ¿Despejó con intención o despejó con (LA) cabeza? 

También es alarmante que estas palabras, que determinan o identifican al sustantivo, se omitan en los titulares de medios de comunicación. Por ejemplo, este artículo debería titularse “Los comeartículos…” porque el artículo plural define a las personas que escriben titulares telegráficos que empobrecen nuestra lengua: “Instituto Enfermedades poco Frecuentes”, en vez de “El Instituto de Enfermedades poco Frecuentes” o “Junta seguirá apoyando a los hosteleros” porque se trata de LA Junta de Comunidades. “Normas de ahorro no pueden pervertir lengua”, dirían, en vez de “Las normas de ahorro no pueden pervertir la lengua”. Y así: “Ayuntamiento, Diputación, Gobierno, PSOE…”.

Hay excepciones al uso de los artículos que son de sentido común o pueden aprenderse: "Hay naranjas en la mesa", "Tendremos lluvias en Toledo". No se dice "Hay las naranjas", ni "Tendremos las lluvias...".

Existe otra moda periodística que no estaba mal hasta que se ha multiplicado para llegar al absurdo, he sentenciado. Se trata de añadir casi a cada frase entrecomillada y pronunciada por un personaje, un par de palabras que pretenden definir o explicar la contundencia o la seguridad con que la manifiestan. 

Era habitual utilizar el “ha continuado” para dar a entender que es una frase de la misma persona; el “ha dicho” o el “ha concluido”. La mayoría de estos latiguillos sobran porque, si el texto está bien escrito, el lector entiende perfectamente el contexto, quién habla y, desde luego, si ha terminado porque se acaba el texto.

Lejos de eliminar estos añadidos, se han incorporado otros que llegan a emitir juicios sobre la contundencia o la seguridad con que se expresan los oradores: “ha sentenciado”, o la que está más de moda: “ha aseverado”.

No siempre el orador afirma con tanta seguridad, o, en todo caso, es el lector quien debe interpretar la firmeza de la frase por su contenido y no porque el periodista emita la sentencia que le suele corresponder a los jueces.

Peor es el uso cotidiano de palabras ajenas a nuestra lengua que se están utilizando en empresas como “Dame el timing”, en vez del horario o el desarrollo de la programación, o en las relaciones entre parejas que esperan “el timing” o el momento ideal para iniciar una relación sentimental.

La invasión de palabras inglesas es abundante y aberrante, he sentenciado.

Que no cunda pánico. O que cunda.

elObservadorDCLM