¡Qué bochorno, qué vergüenza!

El confinamiento al que estamos sometidos las personas de bien, por lo menos en mi caso, me hace pasar el rato de una parte, viendo la televisión, de otra  escuchando la radio. Ya he ordenado todos los cajones, pintado alguna pared que estaba arañada, achicado un mueble de la cocina, ayudo a mi hija con los guisos, friego con lejía con mucha lejía  y estoy a punto de rendirme.

La verdad es que la tele  me hace sacar fuerzas, y a diario te preguntas y esta gente que sale ¿qué coño le pasa? ¿Cómo es posible que el Sr. M.R. (en los sobres) se salte a la torera el confinamiento? Marchando de la forma en que él lo hace: paso rápido pero ridículo, movimiento de brazos, sin ningún estilo de corredor profesional.

 ¿Sabe esta gente lo que es  tener conciencia?, o ¿es que se creen que pueden hacer lo que le sale de los cojones? Y este es el que nos da lecciones. Espero que, al igual que el resto de los ciudadanos que se saltan las normas, le sea impuesta la máxima sanción.  

Luego me chupo el pleno, más de lo mismo. A esta gente les importa una mierda estrujarse la sesera, en el caso que la tuvieran, en ponerse de acuerdo en las mínimas  decisiones para llegar a la meta. Nuevos intervinientes, mismas intenciones, llegar al poder no importa ni como, ni de qué manera. Un bochorno, una vergüenza.

Y esta gente ¿no sentirán algo en su interior al ver como los médicos con sus equipos se esfuerzan día y noche y que son el mayor ejemplo de la dignidad humana? Qué bochorno, qué vergüenza. 

No me gustan las imposiciones, aunque respeto las normas que sean por el bien común. De la misma forma en que nací, por la libre elección de mis padres de tener un hijo, la decisión de la forma de morir, cuando me llegue la hora, no quiero que me sea  impuesta ni por los políticos ni por la iglesia.

Por mi parte ellos que elijan lo que mejor les parezca. Morir es cosa de todos, pero ¿y la forma?  Sueño que el mal me impide respirar y  me voy ahogando poco a poco, mientras  un coro de políticos y curas me dicen no al abortoooo, no a la eutanasiaaaa  repitiéndolo y repitiéndolo. ¿Por qué no se dedican a tapar sus vergüenzas? que ya les vale. 

Hoy no es mi mejor día, quizás sea por el confinamiento, la nostalgia me invade. Pido perdón a todas las personas que todavía sienten y ayudan a los demás si por casualidad leen estas reflexiones y puedan sentirse mal.

El Confundido: aunque peco algunas veces, tengo conciencia.

M. R.  (El Señor de los sobres)

Manuel, el Confundido.