La turismofobia | Julio García Casarrubios

Vaya por delante, para que nadie albergue dudas, que repudio cualquier tipo de manifestación violenta, sea cual sea la motivación; aunque tengan toda la razón del mundo. Existen, en un sistema democrático, las más variadas tribunas para expresar los desacuerdos. Pero lo mismo que digo esto, también digo, con idéntica rotundidad que no se puede dejar pasar, no se puede dejar de analizar, criticar o denunciar, lo que ha motivado ese malestar. No se puede permitir ningún tipo de alteración. Pero de igual manera no puede ser el pretexto para esconder la cuestión de fondo.  

Cuando un problema estalla socialmente, no es decente arremeter contra quien lo critica o lo denuncia. Cuando el problema llega a la calle en forma de protesta, lo responsable es escuchar, analizar.. porque a lo mejor hay motivos para la protesta. No es acertado criticar el chavismo, por muy equivocados que estén, sin analizar sus causas. Es interesado y malévolo arremeter contra la revolución bolchevique sin tener en cuenta los precedentes. No se puede, moralmente, ningunear las protestas del mayo del 69, o el movimiento del 15-M., sin preguntarnos por qué se producen. 

El que protesta, puede no tener razón en el método, y debemos repudiarlo, pero no debemos aparcar los motivos, y pasar página con “una displicencia intolerable”. Dice Rajoy: “El turismo hay que mimarlo, apoyarlo y tratarlo bien, porque es el gran motor para la economía” Totalmente de acuerdo Sr. Rajoy. Dice Vd. Verdad, pero no toda la verdad. Se atreven, Rajoy y algunos de sus palmeros, a poner el calificativo de antipatriotas a los que protestan por la situación actual del turismo. Yo opino que dados los antecedentes, no es de extrañar que esto explotara alguna vez. 

Sr. Rajoy, antes de los calificativos irrespetuosos, hágase algunas preguntas: ¿Es honesto basar la competitividad del sector turístico interponiendo empresas para que los servicios se hagan a muy bajo coste? ¿Es justo que España reciba 75 millones de turistas extranjeros mientras el 40 % de españoles no puedan salir de vacaciones? ¿Es sostenible, mirando al futuro, enfocar el turismo bajo cifras macroeconómicas, priorizando la cantidad en términos de negocio, a la calidad del servicio? ¿Es sensato, moderado y de sentido común el modelo productivo de nuestro turismo? ¡Reviselo! 

Julio García-Casarrubios Sainz 

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